Política

¿Quién dice la verdad?

El pasado miércoles la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente clausuró la planta de la empresa Ternium, que según la dependencia estaba violando las normas oficiales y descargaba sus aguas residuales al río Atoyac.

La compañía, a través de un comunicado afirma que los desechos no fueron arrojados de manera directa al afluente, lo cual está por verse, porque la Profepa ya les había advertido meses antes que estaban violando las leyes, y por lo visto hicieron caso omiso.

El viernes por la tarde, la Profepa de nuevo desmintió a Ternium e insiste que sí fue clausura total, y que ellos comprobaron que estaban arrojando sus desechos contaminantes al río.

Parece que esta novela sigue sin resolverse, aunque eso lo determinarán con base en estudios que dirán quién tiene la razón, pero lo que sí es evidente, es la política ambiental que desde el inicio de su administración, hace poco más de 100 días, ha marcado la presidenta Claudia Sheinbaum para todo el territorio nacional.

Desde el inicio de la mandataria habló de ríos como el Atoyac, Tula y Lerma-Santiago, ubicados en la zona centro y oriente del país, con lo cual queda claro que va en serio y el gobierno estatal deberá alinearse al federal.

Estoy de acuerdo, como muchos en esta ciudad, con el cierre temporal de la industria de capital argentino, pero considero que esa medida deberá continuar contra otros, porque tampoco nos van a decir que es la única en Puebla que durante años han arrojado sus aguas residuales.

¿Qué me dicen de los alcaldes que a lo largo de varias décadas autorizaron a cambio de fuertes sumas de dinero que no necesariamente ingresaron a las arcas, miles de viviendas cuyos drenajes han ido a parar a los ríos y arroyos, entre ellos el que pretenden remediar?

¿O por qué no mencionan ahorita a las empresas textileras instaladas en diferentes puntos del área metropolitana? las cuales han vertido líquidos de todos colores sin que las autoridades ambientales del estado y los municipios hayan hecho algo al respecto.

En resumen, estamos de acuerdo con la decisión de cerrar la planta argentina, aunque sea de manera temporal o definitiva porque lo merece, pero tampoco se olviden de los que siguen desechando contaminantes al Atoyac, que en tiempo de calor emite gases y pestilencias que padecen a diario miles de vecinos de los fraccionamientos y colonias cercanas. Esas industrias también merecen ser castigadas con todo el rigor de la ley.


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Miguel Ángel Vargas
  • Miguel Ángel Vargas
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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