En los últimos días, los candidatos a alcaldía de Monterrey, Mariana Rodríguez y Adrián de la Garza, y sus seguidores, se han enfrascado en el debate sobre su residencia, porque aseguran ninguno de ellos tiene su domicilio en la capital regiomontana.
Para la gente de otros estados, todos somos regiomontanos por el simple hecho de ser originarios de esta entidad, y quienes tenemos la oportunidad de viajar o vivir fuera de Nuevo León, estamos orgullosos de nuestras raíces norteñas.
Cuando alguien nos pregunta sobre nuestro lugar de origen nunca decimos ser nicolaítas ni guadalupenses, o de Santa Catarina, porque con toda honestidad fuera de aquí solo ubican a Monterrey como la ciudad de donde venimos los regios.
Más allá de lo que establezca la ley electoral, es un tema sin interés de los ciudadanos, y tampoco abona a la conversación en las redes sociodigitales, porque además a lo largo de la historia muchos políticos se las han ingeniado para evadirlo legalmente para seguir adelante.
En Puebla, por ejemplo, y seguramente en otros lugares, Eduardo Rivera ha sido dos veces alcalde de la capital y ahora candidato a la gubernatura del Estado, y tampoco es nacido en tierras poblanas, al final resulta irrelevante.
La historia de nuestro estado registra muchos casos de gobernadores como don Pedro G. Zorrilla Martínez, o don Alfonso Martínez Domínguez, o Jorge A. Treviño, todos excelentes políticos que nos dimos cuenta que eran nuevoleoneses hasta que los hicieron candidatos.
Ambos fueron buenos gobernantes en su tiempo, pero su carrera la hicieron en la Ciudad de México, de donde llegó la orden, como se usaba en aquellos años, de que fueran los abanderados del entonces partido hegemónico el PRI.
Los ciudadanos quieren funcionarios que den resultados, que resuelvan los problemas de inseguridad y el desbasto de agua, porque son los de mayor preocupación en estos tiempos, peor aún con la sequía y la delincuencia que azota a nuestras familias.
En el fondo lo que todos queremos es un alcalde con la capacidad para poner orden en el municipio, sin importar si es mujer u hombre, o si nació en Monterrey o en el Área Metropolitana. Lo demás es lo de menos.
