Ayer se dio una diatriba entre el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y gobernadores de oposición, al sacar a la luz la cantaleta del reparto de culpas respecto a la inseguridad en el país. Creo que a todos nos quedan claros varios puntos.
1.- El homicidio es un delito del fuero común que deben investigar las autoridades locales.
2.- Es el delito que más dispara la percepción de inseguridad.
3.- El 90 % de los homicidios son cometidos o tienen alguna relación con el crimen organizado.
4.- El combate al crimen organizado es competencia de la federación.
5.- El origen de la violencia en México y, por ende, de los homicidios compete al gobierno federal.
6.- La raíz de la violencia son los cárteles de la droga y no se ve por ningún lado un combate frontal, cuando la política en el discurso es de abrazos y no balazos.
Delimitadas estas cuestiones, pasemos a algo más grave aún: la impunidad. De acuerdo con el Índice de Impunidad México, elaborado por la Universidad de las Américas (UDLA), las fiscalías estatales han incrementado el número de vinculaciones a proceso por el delito de homicidio, pasando de 17 por ciento de los casos a 40 por ciento en números redondos.
Sin embargo, la cantidad de homicidios ocurridos en el país congestiona a las autoridades investigadoras, pues se estima que se necesitan al menos 20 personas para atender un homicidio lo que nos lleva a que 60 por ciento de estos permanecen en la impunidad.
La única manera de acabar con los homicidios es poniendo un alto a las bandas del crimen organizado, que usan este delito para amedrentar y acabar con sus oponentes en la lucha constante por las plazas que quieren dominar.
Dicho lo anterior, nos queda que hoy el problema no es que se estén pasando la bolita las autoridades, el problema es que ese reparto de culpas mantiene un delito grave en la impunidad y a este país se lo está llevando el ca…
miguel.puertolas@milenio.com
