Es evidente que este paso dado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación es un paso para la protección de la libertad que tienen los mexicanos sin la tutela del Estado de consumir la hierba, pues es obvio que no hay otros motivos que mueven a los ministros a decidir sobre este asunto.
Pensar que la legalizar el consumo de la droga va a resolver otros problemas es iluso, pero además deja la responsabilidad de su uso o no a los ciudadanos y es ahí donde debe de iniciar el trabajo del gobierno y sociedad en su conjunto para educar a la población en cuanto a consumir o no la droga.
Es decir, hoy es la gran oportunidad de entender que un ciudadano es libre de consumir lo que desee, sin embargo no todo lo que se consume es bueno, ni para su cuerpo, ni para la sociedad y en ese contexto prevenir sobre el consumo de la mariguana con educación más que con medidas coercitivas es como debería de actuar tanto la sociedad como el gobierno.
El grave problema de violencia que vive el país derivado de las actividades del crimen organizado es precisamente en gran parte porque hay consumo y donde hay consumo de drogas obviamente hay mercado, manda la ley de la oferta y la demanda, por eso debemos entender, sin criminalizar a los consumidores de drogas que gran parte de la solución a la situación complicada que vive el país en materia de inseguridad se debe a un pobre esfuerzo por eliminar el consumo, no castigarlo.
Las medidas coercitivas no funcionan, en cambio un esfuerzo permanente con políticas públicas encaminadas a ver el consumo de drogas como un problema primero de salud para el caso de los consumidores habituales y adictos, y como uno de prevención para evitar nuevos consumidores tendremos resuelto gran parte del conflicto.
El problema es que no solo se criminaliza el narcomenudeo, y el tráfico de drogas, sino también a los consumidores y esto no nos va a llevar a ningún lugar. Por eso insisto, la decisión de la Corte nos debe llevar a la reflexión, es un paso para no criminalizar a los consumidores, enfocar los esfuerzos en atender un grave problema de salud pública, de otro modo las cárceles seguirán llenas de enfermos adictos y los criminales seguirán como si nada en las calles.
Miguel Ángel Puértolas
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