No quiero ser pesimista pero de que no hay voluntad expresamente abierta a la participación ciudadana en tomas de decisiones tan delicadas como el de retirar del mandato a un presidente, no la hay. Tengo mis serias dudas respecto a lo aprobado ayer en la Cámara de Senadores referente a ejercicios de participación ciudadana como la Consulta Popular, pero sobre todo el referente a la Revocación de Mandato, pues habrá que estudiar los mecanismos que se plantearon para poder realizar este ejercicio, número uno, sin afectar al Estado mexicano con cambios inusitados sujetos a la voluntad de casi cualquiera en la Presidencia de México y dos, sin afectar los intereses de los partidos políticos que a estas alturas cualquiera y está probado cualquiera puede sentarse en la grande.
No me parece que este ejercicio pretenda ser un mecanismo de reelección, pues es claro, que si hay algo en la mente de los mexicanos que no se puede borrar de la memoria es la frase porfirista de “Sufragio efectivo no reelección” que se le atribuye a Francisco I. Madero, cuando en realidad quien la acuñó contra Benito Juárez fue el dictador Porfirio Díaz.
Quien pretenda eternizarse en el poder será rechazado, más bien creo que es una jugada con la que nuestros legisladores pretenden enjugarnos el dedo en la boca haciéndonos pensar que hay participación ciudadana, cuando el control de las instituciones que regulan los mecanismos de participación está en manos de los grupos en el poder.
La política para los partidos y no necesariamente para los ciudadanos, parece ser la encomienda de quienes hacen nuestras leyes y para muestra basta un botón, la figura de los candidatos independientes terminó siendo una burla por lo intrincado que resulta lograr una candidatura sin partidos políticos y lo más difícil llegar al cargo por esta vía.
Así que eso de la participación ciudadana no queda más que en el discurso, cuando un tema de esta naturaleza queda a entera satisfacción de los legisladores.
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