Hace poco tuve una plática con especialistas en la conducta y hablábamos sobre la importancia de los mensajes desde casa y cómo impactan en la vida posterior y en nuestra sociedad, me pregunto entonces cómo es que esto termina por ser un factor determinante en situaciones tan sencillas como el entorno laboral y las oportunidades para el género femenino.
Y es que el discurso tradicional hacia las mujeres no ha cambiado mucho, lo que termina programando una sociedad poco equitativa para el género femenino por la manera en la que se educa desde casa tanto a hombres como a mujeres, una encuesta realizada por el Instituto Mexicano para la Competitividad parece darnos indicios de ello, mire.
Según una encuesta realizada por el IMCO “la subrepresentación de mujeres en el mercado laboral no se debe a una falta de preparación ni de aspiración profesional. Hay otros factores que influyen en su crecimiento profesional como la falta de confianza y compatibilidad de las condiciones laborales con las responsabilidades de cuidados”.
La falta de confianza tiene mucho que ver entre otras cosas con factores sociales y los estigmas que seguimos imponiendo a las mujeres en nuestra sociedad, en tanto la falta de compatibilidad de las condiciones laborales, se debe a que el rol del hombre poco se relaciona con las obligaciones en casa.
Por ejemplo, 8 de cada 10 madres que hoy están en la fuerza laboral ajustaron sus cargas de trabajo u horarios laborales, en contraste con la mitad de los padres para el segundo de los casos mientras que para el primero se tiene el dato que las mujeres y los hombres tienen aspiraciones similares en cuanto a su crecimiento profesional. Sin embargo, 27% de las mujeres evita realizar tareas complejas o nuevas por miedo a fallar, cifra que disminuye a 17% para los hombres.
Es hora de empezar a cambiar desde casa con ideas nostálgicas respecto a los roles que juegan hombres y mujeres en casa, de lo contrario, sin educación en ese sentido, las mujeres inevitablemente seguirán topándose con un techo de cristal impuesto por la propia educación desde casa, tanto para hombres como para ellas.