La severidad de la prolongada sequía es un enorme desafío para cualquier país del mundo, como hoy la padecemos en México, porque se ha sumado a la fuerte onda de calor. La Organización de las Naciones Unidas estableció en diciembre de 1999, hace 25 años, una oficina para la gestión de riesgos por desastres, que al parecer poco hemos aprovechado, o al menos con mínimo beneficio para la formulación oportuna y eficaz de las políticas de gobierno para mitigar el impacto de la sequía. Hace falta revisar para nuestro país, el Marco de Sendai para la reducción de riesgo de desastres 2015-2030, que tiene como objetivo “lograr una reducción sustancial del riesgo de desastres y de las pérdidas en vidas, medios de subsistencia y salud y en los activos económicos, físicos, sociales, culturales y ambientales de personas, comunidades y países…”
Los daños económicos, ambientales y sociales son evidentes. Por la parte económica el incremento de precios que anula los esfuerzos para controlar la inflación y la escasez de productos perecederos. En lo ambiental, el creciente racionamiento de los servicios de agua para domicilios y procesos industriales, la perdida de agua en las presas y lagunas rumbo a la desertificación. Así como crecientes malestares de salud.
Afectaciones al sector agropecuario, en productos como el maíz, el frijol, las frutas, las verduras, por el descenso de la producción y consecuente reducción de la tasa de crecimiento en las regiones afectadas, por la perdida de plantíos y corrales de animales. Incendios y perdida de miles de hectáreas de bosques. La importación de alimentos que afecta la balanza comercial y sube los precios domésticos.
La demanda de energía eléctrica ha generado problemas de suministro, con suspensiones en puntos críticos. Y el mayor movimiento de carga en las carreteras.
Lo anterior reclama políticas reactivas urgentes, de emergencia para el abasto de bienes y servicios prioritarios como el agua en las zonas urbanas y en zonas rurales para el sostenimiento de animales y plantas. El abasto de alimentos a precios accesibles y el abaratamiento de medicamentos son reclamos que se escuchan un día y otro también.
Y se anuncian, para el fin de semana, lluvias torrenciales principalmente en zonas del Golfo de México, con peligro de granizadas, rayos y las inundaciones, lo que agudizará esta problemática. Esperemos que la ayuda gubernamental llegue pronto a los lugares más necesitados y se reduzcan oportunamente los riesgos.