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La COP 27, Ebrard y las energías renovables

Los compromisos hechos por el gobierno de México en la Cumbre en Egipto para el cambio climático COP 27 de las Naciones Unidas, son un avance que da la esperanza de que México sí puede rectificar el camino hacia las energías renovables.

A la sombra de la mega marcha en defensa del INE, uno de los anuncios más relevantes en defensa del cambio climático hechos por nuestro país ante la comunidad internacional no obtuvo la relevancia que merece y es que el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, en presencia del embajador para el cambio climático de Estados Unidos, John Kerry, y representantes de otros 200 países que conforman la Conferencia de las Partes de la ONU, dio a conocer que el nuevo plan de nuestro país en disminución de emisiones de carbono para el año 2030 bajará de 35 por ciento a 22 por ciento las emisiones de carbono.

Esto es un gran avance porque implica duplicar la capacidad de generación de energía eléctrica proveniente de fuentes renovables y el estímulo para la producción en México de vehículos eléctricos, algo que fue muy bien recibido por la comunidad ambientalista, vaya hasta por Greenpeace, que celebró este compromiso en su sitio oficial, claro bajo la advertencia de que darán seguimiento puntual a que este compromiso se cumpla.

Es de resaltar y reconocer que por primera vez se vincula el tema de la producción de vehículos eléctricos a la estrategia de mayor capacidad de generación de electricidad proveniente de fuentes limpias. Al parecer por fin el gobierno de México entendió que ésta es una estrategia indivisible. No es eficiente promover la movilidad eléctrica sin abasto eléctrico proveniente de fuentes renovables.

La transición de la movilidad de los vehículos con motor de combustión interna a los automotores impulsados por electricidad sólo puede comprenderse como una estrategia integral que parte de la generación de energía eléctrica limpia en cantidad suficiente como para suministrar la demanda de los miles de vehículos híbridos y eléctricos que requieren de la electricidad renovable; de tal manera que el balance de emisiones de carbono sea efectivo, porque no podría lograrse una transición de tecnología en movilidad exitosa de otra forma.

Permítanme ofrecer un ejemplo, en Ciudad de México, que es donde circula el mayor parque vehicular en nuestro país, se estiman que hay alrededor de 5.8 millones de automóviles en circulación, de los cuales 4.8 millones lo hacen diariamente. Si en 2030, 20 por ciento de estos vehículos fueran eléctricos se requiere incrementar la capacidad de suministro eléctrico en alrededor de 30 por ciento, solamente para la capital del país, para abastecer al parque vehicular.

Si este crecimiento se diera con la tecnología que se utiliza en la Planta de Tula de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la calidad del aire sería peor, ya que solo la termoeléctrica de Tula genera 10 por ciento de todos los contaminantes de la capital mexicana, pero no solo eso, también 75 por ciento del dióxido de azufre que se detecta en el medio ambiente capitalino; y casi 40 por ciento de los óxidos de nitrógeno, sin mencionar las 15 mil toneladas de partículas que llegan en un gran porcentaje también a la ciudad de la esperanza.

Los vehículos de combustión interna a gasolina no emiten dióxido de azufre, tienen muy controlada la emisión de óxidos de nitrógeno y no emiten partículas, todos ellos son gases muy malos para la salud humana, y además son en gran medida cancerígenos.

Con este ejemplo queda claro que si no mejora la fuente energética que provee la electricidad, sería mejor para la salud humana mantener los vehículos de combustión.

Pareciera que por fin el gobierno de México entendió la relevancia de apoyar la inversión en producción de energía renovable y la transición para la movilidad eléctrica, inclusive se dio a conocer que con el apoyo de Estados Unidos se invertirán 48 mil millones de dólares en infraestructura de generación solar, eólica, geotérmica e hidroeléctrica, lo que mitigaría las emisiones en más de 50 mil toneladas de CO2.

Pareciera también que con ello se cumplirá con los compromisos no solo de la ONU, sino también del T-MEC, en donde recordemos sigue en proceso una consulta impuesta por Canadá y Estados Unidos por negar el acceso a las inversiones privadas para la generación de electricidad proveniente de fuentes renovables ante la abierta protección a la CFE, que genera energía cara y sucia.

¿Será que la administración Biden ya convenció al Presidente de que lo correcto es que la CFE se abra a la competencia, sabiendo que no tiene la capacidad para enfrentar con éxito la batalla ante los capitales privados, que son más eficientes y ofrecen energía más barata? O quizá ¿sólo se dio un anuncio ante la comunidad internacional para quedar bien pero sin ninguna intención de llevarlo a cabo? Habrá que dejar la respuesta al tiempo.

* Mauricio Kuri es consultor experto en industria automotriz

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Mauricio Kuri
  • Mauricio Kuri
  • maukuri@gmail.com
  • Experto en negocios y tecnología de la industria automotriz, así como en economía circular y mercadotecnia.
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