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La electromovilidad solo se puede entender como proyecto ambiental integral

Mucho se habla de vehículos eléctricos: desde la necesidad de aumentar el rango de autonomía para que las personas vean más rentable su adquisición hasta cuánto es el tiempo de recarga ideal para las baterías que, en el supuesto de tener un supercargador que suministre la cantidad de energía necesaria, ya alcanzan un avance interesante al obtener hasta 80 por ciento de su carga en 30 minutos.

Pero la electromovilidad no puede verse solo desde el punto de vista de los vehículos y los centros de carga. Es algo mucho más amplio que requiere un análisis integral para encontrar la forma de desarrollar este tipo de transporte.

El reto principal para nada es la movilidad en sí misma, porque ya existen soluciones de transporte que permiten a personas y mercancías trasladarse con suficiente capacidad y eficiencia en tiempo y costo para cumplir con las necesidades del mundo moderno.

Lo verdaderamente complicado es cómo hacer que la electricidad se convierta en la potencia principal para el traslado de bienes y personas, todo por la urgencia de disminuir las emisiones de gases que estimulan el calentamiento global, principalmente el CO2.

Por eso necesitamos partir de ahí para entender la mitigación de emisiones contaminantes como la causa del problema, para comprender después las miles de acciones que debemos realizar las naciones y la sociedad civil para mitigar los gases efecto invernadero (GEI).

Solo así se pueden mirar otras fuentes de energía que reduzcan o, de preferencia, eliminen las emisiones.

Una vez entendiendo la electromovilidad como una más de las actividades por desarrollar para mitigar el calentamiento global, es entonces que comprenderemos que para que se cumpla el objetivo de reducir al máximo las emisiones, todas las actividades de las empresas automotrices y sus proveedores deben tener metas agresivas de reducción de emisiones de CO2.

Es necesario entender este contexto para ubicar en su justa dimensión el anuncio realizado por Volkswagen de México en Puebla, que para sustituir los hornos de pintura que utilizan gas instalarán uno eléctrico con una inversión más o menos de 763 millones de dólares, en lo que será una nueva planta de pintura

Esta tecnología es la más avanzada para el secado de pintura con la calidad que requiere el consumidor y que eliminará 29 toneladas de CO2 de la atmósfera por año, pero esta reducción solo será factible si la energía eléctrica que consuma la planta de pintura proviene de fuentes de generación eléctrica que no emitan gases de efecto invernadero. Ahí es adonde nuestro país le falla a las empresas globales.

La armadora germana señala que 70 por ciento de su consumo de energía proviene de fuentes eólicas, pero la demanda de electricidad de un horno de pintura de estas características será enorme y, por supuesto, adicional a lo que ya consume la empresa, por lo que Volkswagen requiere nuevos suministros provenientes de fuentes limpias.

Y es justo por la propuesta del gobierno federal de una nueva ley de energía eléctrica que los megavatios por hora que requerirá el nuevo horno eléctrico se abastecerán con generación de electricidad producida por combustóleo y carbón.

Una vez entendido esto, el balance de emisiones por consumo de energía eléctrica contra el gas que utiliza el actual horno de pintura, en lugar de ser menor, será mucho mayor, por lo que en lugar de mitigar las emisiones que busca Volkswagen con esta inversión estará generando más.

Al parecer una inversión tan fuerte como la de Volkswagen para tener una planta con tecnología de punta en consumo eléctrico fracasará mientras no tenga las políticas públicas que la acompañen para alcanzar un abasto proveniente de fuentes renovables y libres de emisiones

Terminará siendo más contaminante porque su proveedor de energía, en este caso la Comisión Federal de Electricidad (CFE), no se adecua a la estrategia de cambio climático global de su cliente al no tener ningún plan o compromiso de eliminación de emisiones, y peor aún, el gobierno federal, en su afán de proteger la ineficiencia de la CFE, tiene más de tres años sin dar un solo permiso para las plantas generadoras solares y eólicas que estarían dispuestas a dar el abasto suficiente a las empresas.

Lo mismo pasará con los cargadores de corriente para autos eléctricos; en términos reales, en las condiciones actuales, estarían contaminando más que los vehículos de combustión interna por las emisiones contaminantes al producir electricidad, de ahí la relevancia de la controversia impuesta por Estados Unidos y Canadá para que México cumpla con los acuerdos de acceso de la iniciativa privada a la generación de electricidad proveniente de fuentes renovables. Por lo pronto, no podemos más que ver con enorme frustración el esfuerzo de las armadoras por alcanzar sus objetivos de mitigación de gases de efecto invernadero y que en México, en lugar de ser apoyadas, solo se les perjudica aún más.

Mauricio Kuri

Consultor experto en industria automotriz

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Mauricio Kuri
  • Mauricio Kuri
  • maukuri@gmail.com
  • Experto en negocios y tecnología de la industria automotriz, así como en economía circular y mercadotecnia.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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