Seguramente has escuchado decir “la fe mueve montañas”, pues esta frase adquirió para mí nuevo interés, a partir de escuchar en una conferencia lo importante que son las dunas en el cordón litoral del Golfo de México.
La arena, constituida en duna, no se la lleva el mar, y forma una barrera, tanto para las rutinarias olas de las mareas cíclicas, como para las grandes olas de tormentas mayores.
Reflexiono sobre la imagen “mueve montañas”, posiblemente fue dicha en un entorno desértico, o en una costa de mar, donde la fuerza del viento mueve la arena acumulada en montículos llamados dunas, moviéndolas de lugar.
Esto daría sentido a la frase, interpretándose así: si tu fe fuera viento, el mal sería arena, y moverías sus montañas; es decir: expulsarías demonios, remitiéndose al pasaje bíblico Mateo 17, donde Jesús lo dice.
Ahora precisaré, fue pronunciada a los pies del rocoso monte Herón, de donde surge un manantial que forma el río Jordán. Entonces pienso: quizás al decir “mover montañas” se refería a cambiar de sitio los manantiales de donde se abreva la fe. Cosa que es compatible con la primera interpretación propuesta, ya que el moverse al desierto arenoso, es cambiar de montaña y de manantial de fe, para ahí generar vida nueva con los elementos de su propia naturaleza en movimiento.
Jesús, al ser maestro, hablaba desde el contexto del territorio que recorre, y con las palabras que entienden los que le escuchan.
El misterio en sus palabras es el misterio de la relación entre alma y materia; no lo descifraremos, sino que lo asumiremos, en la medida en que confiemos en nuestra propia naturaleza divina.
La naturaleza divina del ser humano confiere a la fe en Dios ser la fe en uno mismo.
Con dejar ser fe a la fe, cambiaríamos de lugar una montaña. Cuando la fe sea viento, el mal será arena.
Como decía, las dunas en la costa del Golfo de México son muy importantes. El mar inundará nuestras ciudades en el litoral de Tamaulipas quedando bajo el agua, si no se detiene el saqueo y explotación de la arena de las playas, que ya ha destruido sus dunas.
Si no se construyen las escolleras necesarias para que las corrientes marinas no se lleven la arena del litoral; y si no se recupera el espacio y la vegetación costera, que forma y mantiene las dunas.