Quisiera poder evadir el contexto social-político de mi país. Quisiera hablar aquí de poesía y amigos. De familia y proyectos. De Arte y espiritualidad. De los misterios del subconsciente recibiendo mensajes en sueños. De un mundo desbordándose en colores de primaveras y otoños, cantando con vientos de sol y de nieve.
Me he refugiado en mi intelecto porque el mundo no habla de Amor. Acudiré a las pequeñas conversaciones de uno a uno con quienes mantienen en alto el ánimo y la Fe. Ahí está el Amor, y ahí están los colores de mi vida.
Quisiera que la solidaridad no fuera el acompañamiento en el dolor o la pobreza o la dificultad; sino el acompañamiento en el crecimiento y la vida digna. No estoy orgullosa de las becas, ni de los donativos, ni de la caridad. Admiro la misericordia y la compasión, y aborrezco todas las máscaras del poder. No es falsa la solidaridad del conciudadano, sino que el dolor que se atiende, es provocado.
Los gobernantes no “dan”, y el pueblo no “recibe”. El Estado distribuye entre todos lo producido por todos los que estemos en posibilidad de producir. Los ciudadanos entonces: compartimos, somos solidarios en el proveernos un sistema equitativo de bienes y servicios, y condiciones de desarrollo humano, seguridad y apoyo social. Esa es la solidaridad real. Estoy saturada de reglas de juego que cambian con los jugadores en turno a favor de la ambición inmoral.
. Tanta soberbia nos ha hecho creer que el mundo es un todo y no es así, el mundo se mueve con la armonía de un universo infinito, de cual es apenas un destello. Más poderoso que una idea es el Amor. Más poderoso que un hombre, que un arma, es el espíritu de la Vida. No nos pertenece nada más que nuestra maravillosa naturaleza de ser vivo. Recuperemos la grandiosidad del mundo reconociendo la maravillosa pequeñez del nuestro.
Un mundo que está para ti, es un mundo que necesita que vivas lo mejor de él con lo mejor de ti. Quizá eso hace la flor, y el insecto, y la nube, y la gota de lluvia.
Siempre será verdad que ni todo está bien ni todo está mal, pero también que todo hay que construirlo y cuidarlo. Que no nos asusten los espantapájaros de paja, alimentémonos del campo de la paz y el descubrimiento, de la alegría y los verdaderos valores humanos. Participemos del mundo al que pertenecemos, con un espíritu de construcción en el Amor. _
