Las fronteras de la Huasteca no están demarcadas por cordilleras, ni ríos, ni muros, ni por los horizontes conquistados por una guerra. Su territorio se delinea a partir de la presencia de un conjunto particular de expresiones artísticas. Sus fronteras son trazadas por la presencia de muy particulares figuras de piedra, cerámica y concha, decoradas con los signos de su cosmovisión. Los límites geográficos, dentro de esa fantástica supra-región llamada Mesoamérica fueron, desde la época prehispánica, dibujados con arte distintivo, que hasta hoy pervive.
Las fronteras intangibles de la Huasteca se bordan en los signos mitológicos que adornan el quexquémitl (prenda que se inserta por el cuello y cubre los hombros), se comen en el atole y el tamal, se hablan en vocablos originarios de las lenguas teének y el náhuatl; las fronteras intangibles de la Huasteca habitan las casas en vitrinas que guardan fragmentos de vasijas de barro, puntas de flecha de pedernal, figuras humanas en piedra y conchas talladas; se pintan en los rostros de sus pobladores, se tallan en máscaras, adornan el pelo, se cantan en versos decimeros.
Las antiguas ciudades, construidas de madera y hojas de palma, se perdieron con el paso del tiempo. Permanecen de esa época los basamentos de centros ceremoniales, esculturas, cerámica, estelas y conchas marinas. Se sabrá cada vez menos de la cultura Huasteca si solo se estudia desde la geopolítica, es decir, desde su territorio y su influencia en la vida política de sus pueblos.
Verla desde diversas aristas, desde fuera, desde dentro, desde el pasado, desde el presente, hará posible liberarla de toda aquella interpretación distorsionada por efectos de dominio y colonización. De modo que no disminuya la importancia de su credo integrador a la Naturaleza, simbolizado en extraordinarias piezas arqueológicas que permanecen en museos nacionales y extranjeros.
Acercarse a apreciar esas obras mediante la contemplación significa, con nuevos ojos, renovar el diálogo con el alma de las cosas, recuperar identidad en el imaginario cultural, y redibujar las fronteras culturales de la Huasteca de hoy. Les invito a visitar el Museo de la Cultura Huasteca en el Espacio Cultural Metropolitano Laguna del Carpintero. Abierto sábados y domingos