Hoy más que siempre adquiere vital importancia la conversación como método formativo y didáctico. Una conversación entre alumnos que debe ser promovida, supervisada, guiada sin directividad, y enriquecida en el espíritu de creatividad y crecimiento, por el tutor o maestro. De modo que si en casa no se acostumbra hablar de los temas en familia, el efecto comunicador en el niño o el joven, inicie el rompimiento de los silencios y de las ausencias de convivencia, con personas de su misma edad y con los adultos, en todos los ámbitos en que se desenvuelva. Para conversar es necesario: (1) encontrar palabras y formas de decir, (2) saber escuchar y tener interés en el otro, y (3) tener por compartir e indagar lo propio.
El vocabulario que escuchan los niños en los cuentos que les leen sus cuidadores, construye su capacidad de conversación. Primero escuchan y son maestros en el escuchar; imaginan y son maestros en el imaginar, para después verbalizar y ser maestros en el conversar. Por ello es tan relevante que en todo grupo de estudio y también de convivencia, se dé la voz a cada uno, para participar en el diálogo plural. En una clase las voces que deberían ocupar el 80% del tiempo son las de los alumnos, interactuando en torno al conocimiento que se deconstruye para asimilarse desde el entendimiento múltiple, polifónico, resignificándolo en el presente vivo.
Para desarrollar el proceso de verbalizar debe acudirse a la escritura. Escribir es el campo de especialización para quien desea ser un profundo conversador, escribir es la pared en la que se entrena a solas repitiendo con la raqueta, con el balón, con la sombra, un mismo movimiento, hasta el cansancio de su repetición, hasta la perfección de su técnica. Escribir es visualizar la estrategia de la jugada maestra para conseguir el triunfo de la palabra precisa, la frase iluminada, el verso infinito. Primero se escribe desde el yo, y al paso de las palabras, desde el ser. El niño que aún no sabe escribir en papel, escribe en su mente, esa hoja en blanco en donde se anota con los signficados aprendidos del mundo que lo rodea.
Citando a Pablo O´dors, un maestro es aquel que ayuda a su alumno a ser discípulo de todo y de todos.