Los videos que circulan en redes sociales muestran los momentos de angustia y confusión que vivieron los pasajeros y tripulación del vuelo 3041 que despegó la madrugada del domingo del Aeropuerto Internacional de Guanajuato (BJX) con destino a Tijuana (TIJ), y que terminó siendo desviado a la terminal aérea de Guadalajara (GDL) a causa de un incidente en el cual un pasajero, mediante amenazas, exigía ser llevado al territorio de los Estados Unidos.
Aunque no quedan claras las motivaciones para atentar de esa manera contra un aeronave mexicana, es evidente que el incidente no pasó a mayores, gracias a que se activaron los protocolos de seguridad no solo durante el momento de la crisis, sino antes y después.
Existen rigurosos procedimientos que gobiernan a la aeronáutica civil, que son de observancia general y están estandarizados a nivel mundial. Uno de ellos es la prohibición de armas blancas o de fuego a bordo.
Gracias a su observancia, como puede constatarse en los diversos videos del incidente, los pasajeros y la tripulación pudieron intervenir y someter a quien perturbaba el orden y más aún, poner al agresor a disposición de las autoridades en tierra, en este caso, la Guardia Nacional.
La aerolínea ha informado que presentó formal querella y pidió aplicar “todo el peso de la ley” contra el causante del incidente.
En tanto, la Fiscalía General de la República (FGR) ya integra la indagatoria correspondiente por los delitos de amenazas y ataques a las vías generales de comunicación, más los que resulten.
Quienes utilizan las aerolineas nacionales y extranjeras que prestan servicio en el espacio aéreo mexicano pueden confiar en que en el remoto caso de ocurrir uno de este tipo de sucesos, infrecuentes y aislados, se actuará con apego a lineamientos que permiten mitigar el riesgo, hasta reducirlo prácticamente a cero.