Política

Los jóvenes ante la música con fondo de violencia

  • Columna de María Doris Hernández Ochoa
  • Los jóvenes ante la música con fondo de violencia
  • María Doris Hernández Ochoa

Cada vez va penetrando más el gusto de algunos jóvenes por un remedo de música que proviene del bajo mundo de la violencia.

Es una señal preocupante ante la inclinación que presume decadencia en la formación de valores en nuestra juventud para lo que se desea un mejor porvenir en todos sentidos, cuya base debe ser el desarrollo de los valores éticos.

Un suceso que conmovió a muchos adultos, fue lo ocurrido en un llamado “concierto” en la ciudad de Texcoco, terminó en batalla campal porque el cantante se negó a interpretar narcocorridos.

Algunas autoridades locales han tomado la decisión de no permitirlos (decir prohibirlos es asunto a discutir), los asistentes exigieron que se cantaran durante un festejo en palenque cuyo atractivo es la exhibición de peleas de gallos, lo cual es en sí otra atrocidad.

Al no acceder ante la recomendación oficial, la turba arremetió contra el instrumental de los músicos que terminaron en añicos con pérdida difícil ahora de cuantificar, porque la preocupación ahora es por los efectos de ese tipo de música en la mente juvenil.

Los corridos censurados son aquéllos que exaltan la violencia o halagan a las personas que cometen delitos, que en algunas regiones de nuestra país son los “héroes” porque proporcionan algún beneficio material a la comunidad: regalos, becas, “protección”, sueldos, conjuntos musicales, etc.

Todo un espejo de lo que ocurre en el país, como lo han reflejado siempre esa música.

Cierto que en el inconsciente mexicano ha existido este tipo de música, la que habla de rebeldes, bandidos, figuras al margen de la ley como Heraclio Bernal, Chucho el Roto, hasta el Tigre de Santa Julia. Pero lo que ha cambiado es el contexto: la cultura de lo delictivo se celebra.

Los jóvenes despistados se asombran de cómo se narra con ritmo y melodía, la vida de quienes se hicieron millonarios al margen de la ley.

Pero lo más preocupante es que esas historias se han transformado en series en TV de alta producción, que glorifican la figura del delincuente.

Estos jóvenes son víctimas de la seducción visual y narrativa mostrada en esas series donde se exhiben lujos, poder, impunidad y un estilo de vida aspiracional.

El mensaje que llega a nuestros jóvenes en contextos donde la desigualdad social y la marginación creen que delinquir puede ser una vía legítima para triunfar.

Menuda tarea para los padres y maestros, mostrar que en la Historia de México existen verdaderos héroes incluso en el ahora, como en las Fuerzas Armadas, en las policías estatales y municipales, en las madres buscadoras y en muchos jueces.

La juventud cae en un concepto falso de la vida.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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