Sociedad

¡A Chihuahua, a un baile!

  • Columna de Marco Sifuentes
  • ¡A Chihuahua, a un baile!
  • Marco Sifuentes

La campaña de Corral despertó una emoción inusitada entre los chihuahuenses y no estuvo exenta de altibajos, vicisitudes e, incluso, calamidades, como la muy lamentable muerte de un pequeño de brazos en el mismísimo mitin de arranque, a consecuencia de una broncoaspiración y no de una insolación como, en su momento, los contrarios quisieron hacerlo parecer.

“La corrupción tiene nombre y apellido, la corrupción se esconde detrás de esta puerta... su lugar no es el gobierno; su lugar es la cárcel”, rezaba uno de los anuncios de televisión más memorables de la campaña, con Javier Corral a las afueras de Palacio de Gobierno, señalando con su dedo flamígero el lugar por donde todos los días entraba y salía el gobernador César Duarte, hoy prófugo de la justicia.

“¿Dónde estaba Corral -arremetía como respuesta el candidato priista, Enrique Serrano- cuando las muertas de Juárez o cuando nosotros apaciguábamos este estado?”. Y la respuesta inmediata que le asestamos, lo que se conoce en mercadotecnia como “over positioning”: “La pregunta no es dónde estaban ellos, eso ya lo sabemos: estaban saqueando al estado, dejando más pobre a nuestra gente... ahora la pregunta ahora es dónde van a estar: detrás de este muro”. Con el mismo dedo señalando la barda perimetral de la penitenciaria del estado.

Una campaña de contraste, pero siempre con una salida de genialidad, de esperanza y de alegría. La combinación perfecta que a Corral le hizo falta otras veces para alcanzar la victoria.

Esa misma destreza y genialidad de las que adolece su gobierno desde los primeros días, en que se olvidó de la cercanía con la gente, se volvió más arrogante y menos proclive a dar buenos resultados.

Las encuestas lo ponen desde hace tiempo en los últimos lugares de popularidad, ante la falta de soluciones en materia de seguridad, infraestructura e incluso transparencia, pues varios de sus colaboradores cercanos han protagonizado escándalos de corrupción, empezando por su jefe de prensa, a quien tuvo que despedir a poco más de una año de haber rendido protesta.

Distante, pagado de sí  y amante del golf y la frivolidad, y con César Duarte en libertad, Corral deja al PAN en gran desventaja para competirle a Morena el próximo 2021. Su aspirante más aventajada es Maru Campos, la alcaldesa de Chihuahua, con quien desde la campaña ya sostenía marcadas diferencias el hoy gobernador al acusarla en privado de haber sido favorecida por quien le antecedió en la gubernatura.

Y, últimamente, surge un bateador emergente, Gustavo Madero, electo hace un año como senador, afecto a Corral, con presencia nacional, pero con una gran desventaja que remontar, tanto al interior del PAN, como al exterior.

El PRI, definitivamente, no pinta; el alcalde independiente de Ciudad Juárez, Armando Cabada, se ha venido desdibujando desde su pasada campaña por la reelección; mientras que en Parral, el también alcalde independiente Alfredo Lozoya, a quien apodan “El caballo, viene a galope apretando por ser quien reemplace a Corral en la silla.

Hoy cerramos nuestra serie Chihuahua y la próxima semana arrancamos con Querétaro, la tierra de “El Cerillo”. 


marcosifuentes@mkf.com 

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