Política

Construir una nueva mayoría

Siendo Ciudad de México el principal baluarte político de PRD y Morena, son en ella una abrumadora minoría electoral.

En su divisionismo, la pugna ha generado en la ciudadanía una abstención de más de 80 por ciento del voto por ellos que, de proyectarse a 2018 —gracias a la anulación de su fuerza electoral—, será causal de que el PRI a escala nacional gane nuevamente la Presidencia de la República y el Congreso.

Los números son los números, y sus errores repetidos han construido las más increíbles derrotas en 2006, 2012 y en este 2017, donde le entregaron al PRI en bandeja de plata el gobierno del Estado de México.

El nombramiento de Eruviel Ávila al frente del PRI de Ciudad de México tiene como plan aprovechar el error estratégico y así convertirse en una fuerza hegemónica en toda la zona metropolitana del Valle de México. Su objetivo en la capital es ganar posiciones legislativas y alcaldías, cercando a PRD y Morena en su propio territorio y obligándolos a una posición defensiva, replegada e incapaz de ser oposición peligrosa para ellos.

PRD y Morena no unen, destruyen; frente al reto de 2018, cometen los mismos errores de 2017 al anteponer sus intereses a los de la sociedad y el cambio.

¿Pueden PRD y Morena romper su propia lógica? Es muy difícil y casi imposible, lo cual plantea la necesidad de una tercera vía que unifique la fuerza ciudadana democrática que irresponsablemente ambos han dividido y que dio origen como fuerza histórica desde hace 20 años a los gobiernos actuales.

Esta tercera vía busca construirse desde una amplia alianza social, electoral y política, utilizando todos los resquicios que la ley permita.

La posibilidad de construirse desde sus propios errores y debilidades es factible ante las imposiciones, la opacidad y violación de las propias reglas partidarias, del impasse impuesto por el sismo, de la incertidumbre de sus candidatos surgidos de un sistema de lealtades que no corresponden necesariamente con perfiles de eficiencia para la gobernanza y capacidad legislativa y que imponga coherencia programática y estratégica.

Como parte de una primera actitud civilizionaria, deberá ser elevado el nivel del debate con todos los aspirantes a gobernar Ciudad de México. La recimentación de la fuerza social y ciudadana deberá ser sobre la exposición de las ideas, propuestas y conceptos alternativos a la obra de los gobiernos anteriores, y sobre de ellos, la posibilidad de unir fuerzas.

La ciudad necesita de objetividad, de poner los pies en la tierra para edificar nuevamente la democracia en esta nuestra casa: Ciudad de México.

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@MarcoRascon

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Marco Rascón
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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