La historia del país ha tenido eventos en donde la juventud desafía al gobierno, manifestándose a través de movilizaciones, exigiendo libertades políticas, justicia social y el derecho a disentir. En ambas manifestaciones, la del movimiento estudiantil del 68 y ahora la Marcha Z, se identifican por el hartazgo de los jóvenes ante las instituciones denunciando la desigualdad, la violencia y la falta de respuesta del gobierno ante los grandes problemas que afronta la nación.
Con contextos diferentes, el movimiento del 68 se originó por una riña entre estudiantes, evento que tuvo lugar en la Ciudadela, lugar donde se originó la decena trágica que culmino con los asesinatos de Francisco I. Madero y José María Pino Suarez, mientras que la Marcha Z, nace de múltiples inconformidades ante la corrupción, la inseguridad, la violencia y la falta de oportunidades. Su bandera representa las demandas que reflejan el descontento de una generación.
Desde el oficialismo se ha pretendido disminuir el impacto que podría generar la Marcha Z, generando una percepción de que es financiada por organizaciones políticas que se oponen a la 4T, pero en el fondo representa para la juventud una forma de expresión generacional y recuperación del espacio público. La marcha no será solo una protesta, representa una manera de mostrar su pertenencia generacional y una manera de decir “aquí estamos y queremos ser escuchados”.
El cambio generacional y tecnológico entre ambos movimientos es evidente: mientras la convocatoria durante el movimiento del 68 se gestaba en asambleas, volantes y desplegados, que eran los medios para exponer la protesta, medio siglo después la Marcha Z emerge desde otro escenario, las redes sociales, con lo que la convocatoria obtiene una cobertura inmediata y un poder de articulación sin precedentes en las distintas capitales del país.
La articulación y organización de las redes sociales se convierte en un instrumento capaz de desestabilizar a cualquier gobierno, como lo sucedido en Nepal en 2025, país donde surge el movimiento Revolución Z, cuyo saldo fue la muerte de estudiantes y la dimisión del primer Ministro y sus colaboradores, quienes tuvieron que huir del país.
La historia reciente nos ilustra de los posibles escenarios que pudieran presentarse durante la marcha:
1. Una marcha donde los jóvenes expresen de manera pacífica y ordenada sus demandas, comportándose con madurez, ante lo que el gobierno tendría la obligación de respaldar garantizando el libre ejercicio de manifestarse.
2. Que logren infiltrarse como en otras marchas grupos ajenos a la movilización, cuya pretensión es causar daños mediante el vandalismo y generar enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, ante lo cual la autoridad debe conducirse conforme a derecho.
3. De realizarse pacíficamente, el resultado pudiera ser el punto de inflexión para que la sociedad civil, ahora sí, tome un real protagonismo. Pero si durante la marcha surgen enfrentamientos, el movimiento se diluirá ante la desilusión ciudadana.