El Paquete Económico 2026 llega acompañado de discursos triunfalistas que intentan presentarlo como un proyecto “humanista”.
La presidenta Claudia Sheinbaum asegura que el endeudamiento del país es culpa de los sexenios de Calderón y Peña Nieto. Pero los datos duros cuentan otra historia.
Al cierre del gobierno de Calderón, el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) representaba el 35.6% del PIB.
Con Peña Nieto aumentó a 43.6% (14.2 billones de pesos).
Pero fue con López Obrador cuando el endeudamiento se desbordó: para diciembre de 2024, alcanzó 51.4% del PIB, es decir, 17.4 billones de pesos.
En pocas palabras, cada mexicano hoy debe 131,738 pesos de deuda pública, 17.5% más que al final del sexenio de Peña.
Sheinbaum miente, y lo hace para proteger a su antecesor.
El déficit inmanejable que hoy obliga a solicitar más deuda y más impuestos no nació en 2006 ni en 2012, sino en el sexenio inmediato pasado.
Y no fue casualidad: las finanzas se deterioraron no solo por las obras faraónicas como Dos Bocas o el Tren Maya, sino por haber tolerado, o incluso participado, en delitos como el huachicol fiscal, que costó 170 mil millones de pesos.
El Paquete Económico 2026 refleja ese legado. La deuda total del país superará los 20 billones de pesos, lo que equivale a 151 mil pesos por habitante.
Y mientras tanto, el gobierno castiga a los contribuyentes cautivos: el IEPS a refrescos prácticamente se duplica, se encarecen tabacos, apuestas y videojuegos, y se imponen aranceles de hasta 50% para más de 1,400 productos.
En conclusión: menos dinero en el bolsillo de las familias, más presión inflacionaria y un futuro hipotecado.
Los responsables del desfalco tienen nombre y apellido.
Y quienes guardan silencio, se convierten en cómplices de la mayor irresponsabilidad fiscal de nuestra historia reciente.