No cabe la menor duda de que la Reserva Federal de Estados Unidos ha perdido bastante credibilidad, basta recordar las pifias que ha tenido desde diciembre del año pasado, pues en ese mes, hace exactamente un año, el presidente del banco central, Jerome Powell, afirmaba que en 2022 subiría la tasa de interés de cero a 0.75 por ciento en tres episodios de 0.25 por ciento cada uno.
La realidad al día de hoy es que en este año se han subido las tasas en siete ocasiones y, a diferencia de lo que dijo Powell en diciembre pasado, la tasa actualmente es de 4.5 por ciento. Además de este gravísimo error, que trajo como consecuencia que muchos millones de inversionistas tomaran decisiones equivocadas, la inacción de la Reserva Federal ante el problema de la inflación también ha sido muy criticada.
Recordemos que en marzo, ya con la invasión de Rusia a Ucrania presente, la Reserva Federal seguía manteniendo la tasa de interés en cero y todavía continuaban las inyecciones de dinero a los mercados a través de la recompra de bonos, que fueron disminuyendo con base en un programa, pero sin mucha prisa.
Todo lo anterior generó crisis desde ese mes de marzo, cuando se hizo público que la inflación había alcanzado un máximo no visto en 40 años, y al llegar en junio a 9 por ciento. A partir de junio, y como siempre sucede, la Reserva Federal cambió el discurso e implementó medidas restrictivas a través de fuertes incrementos en la tasa de interés de referencia, la cual pasó de cero a 4.5 por ciento, con alzas de 75 puntos base en tres ocasiones.
En la reunión de ayer, la decisión fue subir solo 50 puntos base; sin embargo, Powell pronosticó que la tasa seguirá subiendo durante 2023 —probablemente hasta 5.25 por ciento, o sea, 75 puntos por arriba del actual 4.5 por ciento—; esto fue lo que no le gustó a los mercados.
El mensaje de Powell fue bastante negativo y también algo contradictorio, porque después dijo que en el futuro próximo lo más importante será analizar los datos económicos que se vayan dando.
Mi pregunta es cómo me atrevo a decir que las tasas tendrán que subir más si desconozco actualmente cuáles serán los datos, por ejemplo, el de la inflación de diciembre. ¿Será lógico seguir subiendo tasas si la inflación sigue cayendo? Lo lógico sería que no, pero el presidente de la Reserva Federal se cura en salud al mandar un mensaje negativo para no volver a equivocarse. Es importante para estos personajes dar buenas noticias y cuando no son tan buenas, decir que ya lo habían contemplado.
Al final será la economía la que nos estará marcando el rumbo, el camino todavía es largo para alcanzar la meta de la Reserva Federal de inflación de 2 por ciento, pero lo importante es que la tendencia a la baja se mantenga; ahí está lo relevante.
Manuel Somoza