Los últimos datos sobre la economía mexicana indican que en el segundo trimestre crecimos 3.6%, cifra muy por encima de la estimada. Las razones son, en primer lugar, que aún se está reponiendo de los estragos que causó la pandemia, lo que ha hecho que el consumo se recupere para compensar lo que no se gastó en 2022, pero lo más importante es que hay un crecimiento de la inversión privada nacional y extranjera por el nearshoring; además, el incremento de las remesas nos beneficia, y este fenómeno, a pesar de pronósticos negativos, sigue creciendo debido a la fortaleza del empleo en EU, pero quizá lo más importante es que la economía estadunidense está creciendo por encima de las estimaciones.
Hace apenas unos días se revisó el PIB de EU al segundo trimestre y subió de 2 a 2.4%. Esto quiere decir que también la cacareada recesión cada vez se ve más lejana, por lo menos desde el punto de vista de los mercados que apuestan por un aterrizaje suave en lugar de una recesión, aunque es temprano para pronósticos; en lo que todos los analistas están de acuerdo es que si viene una recesión ésta será para el último trimestre del año y se dará bastante leve.
La fortaleza de nuestra economía está ligada a la de EU y tenemos la fortuna de que el nearshoring es una realidad a pesar de que no estamos haciendo (o construyendo) la infraestructura necesaria para potenciar dicho concepto al máximo. La falta de visión de nuestros gobernantes es patética, en vez de buscar fórmulas para elevar la inversión en infraestructura (presas, caminos, carreteras, puertos, ferrocarriles centrales eléctricas, etc.) todo el aparato gubernamental está volcado en ganar la elección de 2024 y se le olvida implementar medidas para incentivar tanto la inversión privada nacional como extranjera, que es la que se necesita para potenciar a México a una nueva etapa de desarrollo. Hago votos porque esto cambie, y en lugar de tirar el dinero en proyectos innecesarios y que pintan para ser malas inversiones (Tren Maya, AIFA y refinería de Dos Bocas), el gobierno reconozca que existe una necesidad apremiante para mejorar la infraestructura del país.
La segunda parte del año se muestra más complicada para México en lo económico; si EU empieza a crecer menos, nos va a pegar y el crecimiento que tuvimos en el primer semestre, que fue por arriba de 3%, puede caer a 2.3%, pero si la economía de nuestro vecino se mantiene, entonces podremos pensar en 3%; lo más triste es que podemos aspirar a mucho más con políticas públicas que alienten la inversión privada, lo cual se ve difícil que ocurra. Es lamentable que esta administración no aproveche las oportunidades que tenemos solo por una ideología de izquierda radical tan desprestigiada.