Ayer el Senado realizó las primeras votaciones para elegir al nuevo o nueva titular de la CNDH. De los tres finalistas, ninguno obtuvo mayoría calificada, de modo que será hasta el próximo martes cuando conoceremos el resultado.
No es una designación cualquiera, ya que la autonomía de la institución puede sufrir una repentina metamorfosis que comience por su dirigencia. Uno de los pilares de la CNDH es su autonomía y para garantizarla es indispensable que el ombudsman tenga un perfil con suficiente distancia de la política partidista y sobre todo que no tenga cercanía filial o amistosa con las autoridades federales a quienes deberá dirigir sus resoluciones.
En tanto, la cabeza de la institución es el principal acompañante de las víctimas de violaciones a derechos humanos, su trayectoria y legitimidad deben contar con la confianza de la ciudadanía. No olvidemos que una de las razones por las que nació la CNDH fue la necesidad de contrapesos reales para la defensa de los derechos humanos, de tal forma que se redujera al máximo posible la discrecionalidad de los funcionarios públicos que disciernen sobre las quejas contra el gobierno federal.
De los perfiles de la terna que ha sido propuesta, una pudiera cubrir en buena medida la garantía moral, pero desafortunadamente pone en riesgo la autonomía de la CNDH, por la cercanía con el proyecto de la 4T.
Por otro lado, no se conocen los resultados de las evaluaciones con las que determinaron que esa era la terna ideal. Desconocemos los criterios que muestran que los méritos de estos tres perfiles superan al resto. Claramente no hay relación entre los perfiles y los 14 indicadores del dictamen aprobado. ¿Qué importancia tuvo entonces para los senadores la evaluación?
Si revisamos los resultados de la segunda votación, Rosario Piedra Ibarra obtuvo la mayoría con 67 votos. Nadie se atrevería a regatear la legitimidad que tiene como luchadora social y defensora de derechos humanos, pero de igual forma nadie se atrevería a negar la amistad de su familia con el Presidente. Tan es así que en la carta que se leyó a nombre de su madre en la entrega de la medalla Belisario Domínguez se refiere al presidente como “querido y respetado amigo”. Además de que en 2018 fue propuesta como candidata a legisladora por Morena.
Fuentes cercanas al Ejecutivo federal dijeron a esta columna que la favorita del Presidente es Rosario Piedra, pero Julio Scherer apoya a Arturo Peimbert, y que el nombre de José de Jesús Orozco en la terna es para satisfacer al PAN. Morena no va a votar por Orozco porque en 2006 dio la espalda a AMLO, y el bloque opositor al parecer no le quiere dar los votos a Morena para que sea Rosario Piedra. Así que, me dicen, Peimbert se estaría posicionando como el candidato que puede conseguir el acuerdo de las fuerzas políticas del Senado. Lo preocupante es que se dice que Peimbert es cercano a Gabino Cué, a quien le debe su puesto como ombudsman oaxaqueño, además de tener el respaldo de Alejandro Murat y del Partido Revolucionario Institucional, lo que confirmaría su poca autonomía frente a ciertos grupos de poder.
@maiteazuela