Vivimos en una época donde se valora cada vez más la individualidad y la singularidad de cada persona. Sin embargo, la comprensión profunda de que hay una diversidad de cerebros y que lo único "normal" es ser distinto aún tiene un largo camino por recorrer.
Pero, ¿qué es la “neurodiversidad”? Un concepto que aboga por reconocer y respetar las variaciones naturales del cerebro humano, y que es crucial para construir una sociedad verdaderamente inclusiva y empática.
Aceptar y valorar estas diferencias no solo es una cuestión de justicia, sino también una fuente inagotable de innovación y creatividad.
Nuestros cerebros funcionan de maneras únicas y complejas. Algunas personas pueden tener una gran capacidad para la lógica y el análisis, mientras que otras pueden sobresalir en la creatividad y la intuición.
¿Alguna vez te has puesto a pensar si encajas en alguna? En mi caso y experiencia personal, con TDAH y la dislexia.
Hoy en día muchos de nosotros sin saberlo sobrevivimos y nos integramos a una sociedad en donde se ignoraba todo esto.
Nos costó mucho, pero llegamos, y tuvimos éxito, por el simple hecho de dedicarnos a una profesión que amamos pues sacamos provecho de algunas características que nos definen.
La neurodivergencia, que incluye condiciones como el autismo, el TDAH y la dislexia, entre otras, no es una desviación de una norma, sino una variación natural dentro de la gama de la experiencia humana.
Estos cerebros neurodivergentes funcionan de maneras que pueden parecer diferentes a los estándares típicos, pero estas diferencias conllevan habilidades y perspectivas valiosas que enriquecen a toda la comunidad.
Esto no solo beneficia a los individuos neurodivergentes, que pueden sentirse más aceptados y apoyados, sino también a la sociedad en su conjunto, que se enriquece con la diversidad de pensamientos y enfoques.
Por último y en palabras de la autora y activista Temple Grandin: "El mundo necesita todo tipo de mentes”.
Identificar y empoderar a las personas con neurodivergencia es una tarea de todos, pues todos ganamos cuando cada miembro de la sociedad puede contribuir desde sus fortalezas. La empatía juega un papel crucial en este proceso.