Ciencia y Salud

Crítica de la verdad

  • Para Reflexionar
  • Crítica de la verdad
  • Luis Rey Delgado García

Al parecer muchas virtudes no son tales, sino falsas virtudes. 

Lo que denominamos firmeza, a menudo es obcecación o terquedad. Otras veces se toma por tolerancia lo que es indiferencia. 

Se alaba como humildad lo que no pasa de ser apocamiento de carácter y llamamos perseverancia o constancia a la pura inercia, falta de creatividad o de coraje para intentar algo nuevo.

Nada tiene de particular, por otra parte, que las virtudes humanas sean frecuentemente falsas. 

Concretando: el comercio es fraude, la admiración es lisonja, la vida social es farsa, la belleza es artificio, la contabilidad es maña, la sinceridad es solo una hipótesis necesaria.

Por supuesto la mentira suele recibir nombres honrosos. 

En política se llama propaganda; en industria, contabilidad doble; en lógica, paralogismo; en el campo internacional, diplomacia; en cosmética, maquillaje; en comercio, publicidad, incluso en moral la llamamos restricción mental. Se trata, claro está, de eufemismos.

Nuestro léxico usual es una larga lista de eufemismos. 

El que roba nunca dirá que roba, sino que recupera lo que es suyo, los tenderos hablan de margen comercial, los terroristas de impuestos revolucionarios, los líderes de conquistas sindicales; y la policía jamás dirá que un detenido ha sido torturado, sino que ha sido hábilmente interrogado. 

Los eufemismos significan una conquista muy apreciable de la civilización.

Se trata de eufemismos, y también de variantes, de modalidades diversas de un mismo vicio. 

En el círculo octavo del "Infierno" bajo la rúbrica general de mentirosos, Dante incluye a los seductores, adivinos, aduladores, falsos profetas, falsificadores de moneda, etc. 

Los matices son interesantes, propios más bien de una nota al pie para lectores muy interesados en la fauna humana. 

Fraude, impostura, embuste, simulación, patraña, estafa, doblez, tergiversación... Tan amplio vocabulario demuestra la abundancia del producto.

¿Qué ocurriría en la convivencia cotidiana si de repente suprimiéramos todos los pequeños engaños, los disimulos, los convencionalismos, todo eso que constituye las tres cuartas partes de la "educación" y "cortesía”? 

La piedad hacia el prójimo, cuando no es una piedad mentirosa, suele ser mentira piadosa, engaño compasivo.

Pero, cuidado, no se trata de engañarse a sí mismo.

Con todo lo que se pueda decir aquí, eso es un asunto personal, íntimo, privado, no negociable; enfrentarse a su propia verdad es propio de un hombre o una mujer sincero (a) consigo mismo (a)... 

Al fin de cuentas, con nosotros mismos, no podemos "fingir la verdad del modo más sincero que podamos". 

Lo más que podemos hacer es ser superficiales, evadirnos, enajenarnos, que son formas de evitar encontrarnos con nuestra propia verdad... Pero, como siempre, "La verdad nos hará libres".

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.