Dignísimo campeón, porque el Toluca se encargó de ganar a través de creer en una idea, en un sistema y en un guía. El haber cortado de tajo la posibilidad de un tetracampeonato para el América es un gran hito. Un América que no tiene nada que reprocharse a sí mismo ni a los suyos. El tricampeonato demuestra y consolida la idea de que el América no tiene que demostrarle nada a nadie, porque se ha ganado a pulso ser el mejor equipo de los últimos 10 años. Por eso la derrota ante Toluca en la final no es seria, ni grave, ni vergonzosa. El América no está en deuda con nadie. Quien sí lo estaba era el Toluca, quien el torneo antepasado sucumbió de fea manera, y ante América. Por eso los Diablos pagaron el domingo esa deuda pendiente con su afición.
Porque el Toluca es uno de los grandes, indudablemente. Ya son varias dinastías y camadas de grandes futbolistas que han desfilado por este equipo y se han encargado de escribir páginas gloriosas. Alexis Vega se ha colocado ya como uno de los grandes referentes de la historia grandiosa del club. La final, en general, no fue la mejor, pero sí fue muy pero muy justa, ecuánime con el ganador. Si alguno de los dos equipos merecía ser campeón, era el Toluca. En los anteriores tres torneos, quedaban muy pocas dudas respecto a que el América iba a ser campeón. Pues bien, para este torneo que recién terminó, el América no desprendía ya esa aura mágica, misma aura que el Toluca si venía emanando.
Pero uno de los entes más llamativos de este gran logro es Mohamed, quien se vuelve a coronar y lo ha hecho ya con cuatro equipos distintos. Pero algo no debemos negar: Mohamed siempre ha tenido grandes planteles y grandes futbolistas. No vayamos tan lejos: Alexis Vega es el 50% del campeonato obtenido.
El resto del equipo es el 25% y Mohamed es el otro 25%. Toluca es un gran equipo con grandes jugadores, dirigidos por un buen entrenador. Me gustaría ver a Mohamed (también a Jardine) dirigiendo a equipos como Mazatlán, o Santos… donde o hay ni plantel ni buenos futbolistas. Ahí es donde se ven los buenos entrenadores. En el Santos, por ejemplo, Fernando Ortiz se fue colapsado emocionalmente y sufriendo porque nunca tuvo buenos refuerzos.
Se cierra así un gran torneo con dos grandes equipos protagonistas: Toluca y América. Con un Cruz Azul que, como siempre, aspiraba a la gloria y se quedó con las manos vacías. Con unos equipos regiomontanos que tienen todo el dinero y siempre fracasan. Al fin y al cabo, maravillosa diversidad de nuestra liga.
