Política

El reto migratorio como oportunidad

  • Diario de campo
  • El reto migratorio como oportunidad
  • Luis Miguel Rionda

La muerte “accidental” de los 40 migrantes centro y sudamericanos en el centro de detención del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez, marcará el legado político de la actual administración federal, a querer o no. Se trató de una masacre perfectamente prevenible si la política de migración mexicana, si es que existe, asumiera que los protagonistas de esta tragedia internacional son seres humanos, sujetos de derechos inalienables y supremos, como son los derechos a la vida, a la libertad, a la dignidad y a la seguridad, artículos primero y tercero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Ese mismo instrumento jurídico universal prescribe que nadie debe ser ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes artículo quinto, a no ser arbitrariamente detenido noveno, a ser oído por un tribunal imparcial décimo, a la presunción de su inocencia undécimo, a circular libremente y elegir su residencia dentro de un Estado, lo que incluye salir de cualquier país, inclusive del propio décimo tercero, a buscar asilo en caso de persecución en su país décimo cuarto, y el derecho a una nacionalidad o a cambiar de ésta décimo quinto.

México ha exigido desde hace al menos ochenta años con la firma del Tratado Bracero con los EUA en 1942 el respeto a los derechos humanos y laborales de sus ciudadanos migrantes. Usualmente el apoyo consular del gobierno federal ha sido más o menos oportuno y digno; sin embargo, ya como país de paso o de destino, México se ha mostrado dudoso y contradictorio, hasta convertirse en represor y persecutor de estas familias.

Me avergüenza reconocer que como sociedad hemos sido insensibles al dolor de estos hermanos centro y sudamericanos, caribeños, africanos y asiáticos. Me irrita conocer cómo la soldadesca de la Guardia Nacional y los cerriles “agentes” de la Migra mexicana “rescatan” migrantes para luego recluirlos en “albergues” bajo candado, y expulsarlos del país sin derecho a defensa legal. Estos “ilegales” no son personas con derechos humanos: son transgresores de leyes inaplicables en un contexto geográfico y social de alta porosidad y mucha necesidad.

Si en nuestros países no padeciéramos políticos electoreros y contáramos con estadistas con visión histórica como decía Churchill, confrontaríamos este reto humanitario con estrategias de integración económica, con inversiones focalizadas en las regiones de origen y de tránsito, de tal forma que el subcontinente se beneficiara del factor que genera la riqueza: fuerza de trabajo, capital humano, hoy escaso en los países desarrollados. 

luis@rionda.net

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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