Política

Porfirio Muñoz Ledo

Perdimos inteligencia y visión.

Yo conocí a Porfirio desde la época de Echeverría, cuando vino a convencerme de que apoyara los libros de texto únicos y yo lo convencí a él y al presidente de que fueran obligatorios, pero no únicos, porque el conocimiento es diverso por naturaleza propia. A pesar de su insistencia, me di cuenta de que este personaje era algo especial por su inteligencia, su elocuencia y porque era un vehemente creyente de una izquierda social, pero inteligente; no de la que padecemos ahora y de la que él se retiró.

Posteriormente lo volví a ver en mis avatares políticos y de administración pública y siempre nos reunió una gran amistad, pues además fue mi “padrino” cuando me fui de embajador a la Unesco, en París, ya que él era miembro del Senado y junto con don Alfonso Martínez Domínguez, de quien también tengo muy buenos recuerdos, me apoyaron y así fui a una bella época de mi vida, pues fui el único mexicano que ha tenido el honor de ser presidente del Comité Especial de esa institución.

Porfirio era un enamorado de lo social y su elocuencia siempre enseñaba cómo una persona inteligente puede preocuparse por los demás, sin alterar los valores axiológicos y cuando lo nombraron secretario de Educación fue un ejemplo de la importancia de la institución, la que dirigió con visión social, utilizando siempre los valores elementales del método científico, e impulsando en el sector educativo la capacidad de pensar y de adquirir conocimientos modernos, todo lo que ahora no se está haciendo.

Por todo lo anterior y por muchas otras cosas Porfirio se retiró del actual régimen, a pesar de su vieja amistad con el Presidente de la República.

Él era un dialéctico por naturaleza y su belleza verbal se acompañaba de una actitud magisterial, porque siempre que uno hablaba con él, aprendía algo. Como todos, tenía defectos, pero jamás fue desleal a su nación y a sus principios, y por eso murió en esa especie de soledad en la que, teniendo la verdad, muchos que lo admiraban lo dejaron por intereses de poder.

Descartes: Pienso, luego existo… Adiós, Porfirio. Estarás en el cielo de Platón y ahí te comprenderán lo que aquí no te pudieron entender, que era tu inteligencia y visión social. Ojalá allá sí lo hagan.


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Luis Eugenio Todd
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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