Política

La democracia es lo menos malo para gobernar

Winston Churchill.

La democracia se ostentó, el día de ayer, calmadamente en nuestro país. Nada parecido a cuando se eligió a Manuel Ávila Camacho, donde el Ejército tuvo que intervenir en las casillas para estar seguros de que no ganaba Almazán, que era el favorito. Tampoco nada igual a la elección de López Portillo, cuando fue candidato único. Esos ejemplos son visibles e importantes históricamente, pues la democracia, bien definida, es el arte de amar a la nación, como lo hizo Vicente Guerrero, con su frase famosa: “La patria es primero”.

El domingo un partido ganó el Estado de México y otro partido ganó el estado de Coahuila, con lo que el partido dominante en la actualidad, como lo era el PRI, domina la mayor parte de México. Pero igual que el país tuvo que entrar, por iniciativa de Reyes Heroles, a la alternancia y a la competencia en la Cámara de Diputados y en el Ejecutivo, igual ahora tendrá que suceder, quiera o no la persona en el poder, porque ya hemos avanzado tanto y tenemos tanta influencia internacional, que es muy difícil retroceder, lo que parece estar sucediendo.

Pero no perdamos la esperanza, pues esto no va a suceder, porque es contrario a la fisiología histórica de la política que, como sabemos, es el arte-ciencia de servir a los demás, como dijeron los griegos, y no de servirse a sí mismo en el ejercicio del poder.

Gobernar no es un juego, es una responsabilidad. Y no es para que alguien quede bien o presuma de sus actos, porque en algunos países escandinavos se multa a quien presume de haber logrado su obra pública, porque se le señala que para eso se le paga: para que sirva a todos, al margen de los partidos políticos, y que use los instrumentos más nobles y generosos del servicio, y no los más sucios, pues generan mentiras, calumnias y difamaciones.

Mucha gente dice que el PRI ya cavó su tumba, pero yo no lo creo. Lo que sucede es que hay una incongruencia histórica con el poder actual, que permite la supremacía de un partido, como sucedió antes con el PRI que, gradual o bruscamente, perdió su poder absoluto, porque no lo administró bien y tuvo que compartirlo, porque así es el espíritu democrático y si no se identifica y diagnostica como tal, vendrá entonces la dictadura y nadie quiere ver a nuestra nación con una dictadura frívola y maligna como la de Pinochet, el general Videla de Argentina, la de Ortega en Nicaragua o la de Maduro en Venezuela.

Todas ellas han demostrado que ser dictador sin amar a su pueblo y con la excusa de conservar el poder, conduce a la pobreza, la ignominia, la ignorancia y a todos los males de la democracia mal entendida. Porque, reitero, no es que el poder político sea el valor supremo: es la grave responsabilidad de servir a la nación, estado, municipio o diputación que lo eligió.

Yo he visto cómo han evolucionado muchos países, incluyendo a China, que tiene una dictadura, pero protege mucho su economía y ha generado una revolución cultural y después económica, pero, por la sabiduría oriental, no ha querido entrar a la militancia beligerante, a diferencia de Putin, que sigue creyendo que todavía está en la época de Stalin, donde murieron millones de gentes por el culto a la personalidad de un enfermo mental.

Espero que mis comentarios tengan algún valor para generar la esperanza, que es la antesala de la credibilidad en un ser supremo que domina nuestras vidas presentes y futuras.

Descartes: Pienso, luego existo… La democracia no es querer todo, es querer algo para servir a los demás y para eso requiere los valores de bondad, tolerancia, ausencia de rencor y sobre todo amor a aquella comunidad que lo eligió.


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Luis Eugenio Todd
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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