Vivimos tiempos difíciles y negarlo, resultaría como dice el dicho popular: “tratar de tapar el sol con un dedo”.
Aún intentar relativizar esta afirmación bajo el hoy tan popular argumento de que todo es relativo, incluida la realidad según sean las ideas y circunstancias de cada persona, resulta un intento vano, pues aquí y en cualquier otro tiempo, el caos, la miseria, el dolor y la muerte, siempre serán experiencias límite que en el ser humano degradan su “calidad de vida”, esa que desde el principio de los tiempos, todos deseamos, buscamos y luchamos por conseguir.
Tal vez en esta última acción, sea en donde radique la raíz del problema, cuando tratamos de mejorar nuestra calidad de vida a partir de mermar la de los demás, incapaces, dadas nuestras persistentes limitantes humanas de superar nuestra ambición y estupidez.
Pero como quizá debió decir Shakespeare en voz de Hamlet, (aunque no lo dijo), no todo “está podrido en Dinamarca”, dejando al futuro un reducto de esperanza, no obstante el olor a podrido que se percibía en la corte danesa imaginada por la genialidad del Bardo de Avon.
Así pues, diría yo, no obstante que la ambición y la estupidez de unos cuantos se afana en generar caos, miseria, dolor y muerte, no todo está podrido en este mundo del siglo XXI en el que nos ha tocado vivir, pues aunque no podamos extirpar ese germen psicopatológico de la mente de esos cuantos, que infortunadamente toman decisiones que nos afectan a otros muchos, cada uno de esos muchos tenemos en lo personal la posibilidad de mejorar nuestro propio mundo y por ende el de quienes forman nuestro entorno inmediato.
Desde luego dirá alguien, que esto “es más fácil escribirlo que hacerlo”, y en efecto, la idea de mejorar nuestro mundo y el de quienes nos rodean, tal vez implique primero romper con una supuesta zona de confort, en la que sin darnos cuenta hemos vivido atrapados mientras el mundo cambiaba.
Así, quizá un buen primer paso sea re-entender que no todo está podrido en este mundo y que para mejorarlo, no puede ser a costa de deteriorar el mundo de los demás.
