Al igual que muchos otros mamíferos, nacemos incapaces de movernos por nosotros mismos para luego, gracias al desarrollo muscular y la coordinación motriz, con los días y meses logramos ponernos de pie y caminar, no sin antes experimentar un buen numero de caídas casi siempre sin consecuencias, aunque de las que pudiera decirse, son necesarias, para que a base de prueba y error, implementemos una memoria corporal que nos acompañará por el resto de la vida.
En paralelo a esta importante experiencia y desarrollo cinético, a medida que sufrimos las primeras caídas o que damos los primeros pasos, solemos escuchar de nuestros seres cercanos, expresiones de apoyo, aliento, júbilo o felicitación según sea el caso.
Expresiones emocionales que aunque en esa etapa no lo sepamos, también nos acompañarán por el resto de nuestra existencia, toda vez que dichas “caricias verbales”, nos hacen “sentirnos queridos” y superar el terror nato al abandono, ese con el que todos nacemos y del que se desprenden muchos de nuestros a veces inexplicables comportamientos.
Así, con este binomio de emociones relacionadas con triunfos y fracasos, es que crecemos y para bien o para mal conformamos nuestra personalidad de adultos, en la que siempre existirá la necesidad de ser tomado en cuenta, de ser reconocido o comprendido en nuestros triunfos o fracasos, lo que al fin de cuentas se reduce a la simple necesidad infantil de “sentirnos queridos”.
Pero la vida no garantiza que siempre haya quien satisfaga esas necesidades y en ocasiones, es preciso hallar la manera de auto-motivarnos para seguir adelante, para lo que primero se requiere re-entender que tanto el triunfo como el fracaso, no son sino percepciones personales que se forman como conclusiones de nuestra mente, pues uno u otro son siempre el resultado de las circunstancias en que cada quien haya vivido.
Cuando esto sucede, vale la pena mirar atrás, buscar en nuestro pasado y recordar y saborear esos momentos que en su momento nos hicieron sentir plenos y felices, esos pequeños éxitos que todos juntos, hacen nuestra historia y nuestra vida.