Todo lo que somos, lo que hemos sido y lo que hacemos y hemos hecho a lo largo de la vida, va quedando en nuestra memoria, como una auto biografía en la que “quedan registradas” aquellas acciones que consideramos las más importantes y valiosas de nuestro paso por este mundo.
Con esa información es que construimos una imagen de nosotros mismos que nos define, un “yo soy así”, como una autoimagen con la que seamos conscientes o no, edificamos poco a poco eso que llamamos “autoestima”, una valiosa herramienta que nos proporciona la confianza necesaria para enfrentar y sortear los inevitables retos que se nos presentan en las diferentes etapas de la vida, en donde según crecemos, cada una requiere de un arsenal de talentos y habilidades que desarrollamos en lo que pudiera llamarse: “El arte de vivir”.
Sin embargo prisioneros del tiempo, como lo somos, nos guste o no llega un momento en el que nuestras facultades físicas empiezan a mermar, aunque en algunos afortunados casos se logre disfrutar de las aptitudes intelectuales durante algún tiempo más. Se inicia entonces una nueva etapa con sus propios retos, una para la que con mucha frecuencia algunos no estamos preparados, en la que el deterioro y la pérdida de las destrezas físicas aunada a la dependencia de terceras personas, suele traer aparejada una pérdida de la confianza en uno mismo y con ello una crisis de la auto estima antes mencionada.
Es la vejez, que ahora nos sorprende con nuevos retos pero sin contar con los recursos físicos que antes “dábamos por descontado”.
Una nueva experiencia de vida que paradójicamente es un aprendizaje sobre la finitud propia y la de todas las cosas.
Pero como en todas las etapas anteriores, en esta la renuncia no es una opción, solo es preciso mirar en el tiempo y revisar esa nuestra auto biografía para re-descubrir un motivo de aliento, ahí están las acciones que consideramos valiosas y en ellas la clave para conforme a esta nueva realidad, imaginar un nuevo proyecto de vida y con la misma pasión con la que vivimos los anteriores, vivir plenamente: “El arte de envejecer”.