En 2020, un equipo de científicos anunció el desarrollo de una “hoja artificial” capaz de absorber dióxido de carbono (CO₂) y generar oxígeno, imitando el proceso de fotosíntesis natural.
La versión original de 2020 utiliza luz solar para convertir CO₂ y agua en oxígeno y productos químicos útiles, como metanol, que pueden emplearse como combustibles.
Sin embargo, en ese momento, la eficiencia y la escalabilidad de la tecnología aún presentaban desafíos significativos.
Desde entonces, ha habido progresos notables en el campo de la fotosíntesis artificial: Los investigadores han desarrollado sistemas que utilizan pilas de tintes que semejan el aparato fotosintético de las plantas, absorbiendo energía lumínica y transfiriendo eficientemente los portadores de carga.
Se han creado hojas artificiales flotantes capaces de convertir CO₂ en combustibles sostenibles mientras eliminan contaminantes del agua. También se han desarrollado hojas artificiales que utilizan luz solar para convertir CO₂ en hidrocarburos, ofreciendo una alternativa sostenible a los combustibles fósiles.
Las aplicaciones potenciales de las hojas artificiales en nuestro planeta incluyen:
La Reducción de CO₂ Atmosférico, esta tecnología puede capturar CO₂ directamente del aire, contribuyendo a mitigar el cambio climático.
La conversión de CO₂ en combustibles como metanol o hidrógeno ofrece una fuente de energía renovable y sostenible.
Algunos dispositivos pueden eliminar contaminantes del agua mientras realizan la conversión de CO₂, abordando simultáneamente problemas de contaminación y energía.
En misiones espaciales y colonización de otros planetas, las hojas artificiales podrían desempeñar un papel crucial:
La Generación de Oxígeno convirtiendo el CO₂ presente en la atmósfera de planetas como Marte, se vuelve una alternativa valiosísima para obtener el oxígeno esencial para los astronautas.
La capacidad de generar combustibles a partir de recursos locales de cada planeta reduciría la dependencia de suministros desde la Tierra, facilitando misiones de larga duración.
Integrar hojas artificiales en sistemas de soporte vital podría crear ecosistemas cerrados que reciclen aire y agua, elementos indispensables para la vida en entornos extraterrestres.
Desde su descubrimiento en 2020, la tecnología de hojas artificiales ha avanzado significativamente, y hoy con la IA, se prevé un mayor avance.