Política

Un ataque contra la vida

Como generadoras de conocimiento, formadoras de ciudadanía y semillero de innovación, las universidades, y en particular las universidades públicas, tienen un papel crítico en las respuestas a las crisis de destrucción de la naturaleza, cada vez más próximas e irreversibles. Son instituciones clave para generar los cambios en las formas de vivir, producir y consumir, de los que depende el futuro de las sociedades. En este sentido, el asalto salvaje al Centro para la Sustentabilidad Centli de la Universidad Autónoma Metropolitana, el 13 de junio pasado, en el que fue asesinado el Mtro. Álvaro Arvizu, es un ataque contra México.

Álvaro era miembro de un proyecto universitario ejemplar que desde el año 2006 trabaja en la solución de los retos ambientales que enfrentamos en la cuenca de México. Un espacio desde donde, con base en la relación universidad-comunidad, se han impulsado procesos de capacitación, elaboración de instrumentos de planeación local y regional, talleres. Álvaro ofreció a estudiantes e integrantes de la comunidad talleres sobre el desarrollo y mantenimiento de viveros, el cuidado de abejas y borregos, y sobre cómo cerrar los ciclos de nutrientes con la producción de biofertilizantes. Desde el techo del edificio principal de Centli, monitoreaba la estación hidrométrica, el potencial energético de las hélices y el buen funcionamiento del sistema solar del cual se alimenta el Centro. Asesoraba los análisis de calidad de las muestras de cuerpos de agua de la región en el Laboratorio de Centli UAM dedicado a este objetivo. Arriba, en la ANP estatal El Faro en San Rafael, manejado bajo comodato por la UAM, Álvaro, junto con los demás integrantes de Centli, mantenía inventarios de la biodiversidad, realizaba proyectos de investigación aplicada sobre la prevención del descortezador, realizaba planes para enfrentar incendios, invasiones al parque estatal, tala, saqueo de especies y daba vida al mariposario y al temazcal.

Tanto en su sede agroecológica como en la forestal, Centli recibe visitas escolares de miles niños y jóvenes de la región cada año. Centli UAM no solo genera proyectos modelo, sino ha creado incubadoras de proyectos agroecológicos comunitarios y de proyectos ecoturísticos ejidales a lo largo de las faldas de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl.

Ha logrado un impacto en el quehacer público al organizar procesos de capacitación para cada nueva camada de autoridades municipales en la región. Utilizando una metodología técnica-participativa, ha coordinado la elaboración de más de 50 planes y ordenamientos con los tres niveles de gobierno, todos con el fin de consolidar las funciones ambientales de esta zona de cara a una metrópolis severamente sobre extendida.Además de la promoción y la planeación, Centli UAM ha realizado un papel importante en la defensa de la región frente a dinámicas destructivas. Desde 1999, la UAM, a través de Centli y su precursor Proyecto UAM-Comunidad Sierra Nevada, ha logrado desmontar múltiples intentos de invadir y fraccionar las 54 hectáreas de la ANP estatal El Faro contra invasores. Centli UAM apoyó las acciones jurídicas y sociales que lograron posponer y finalmente cambiar la naturaleza de una “carretera habitacional” que pretendía extender la alfombra de unidades habitacionales desde Ixtapaluca hasta la zona de alto riesgo volcánico del Popocatépetl.

El ataque a Centli es parte de una escalada de agresiones contra quienes cuidan la naturaleza y la vida al pie de los volcanes. El día anterior al ataque a Centli UAM, el investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Cuauhtémoc Márquez Fernández, defensor de la apicultura en el municipio de Tlalmanalco sufrió una balacera letal en el mismo municipio. Ante estos hechos de violencia, debe ser prioridad para la Procuraduría General de la República responder a las preguntas sobre: ¿Quiénes se sienten amenazados por las tareas universitarias de cuidado ambiental, por el compromiso de la UAM con las comunidades de la región? y ¿quién lo mandó a asesinar y destruir y por qué?

En el país con la mayor violencia hacia los defensores ambientales en el mundo, la muerte del maestro Álvaro Arvizu, no puede convertirse en un número más de esta espantosa estadística. En el país donde defender el agua, los ríos, los territorios, los suelos implica poner en riesgo la propia vida, no es posible seguir normalizando la violencia contra quienes se empeñan por construir un futuro posible, revertir la destrucción de la naturaleza y construir comunidad. Pasar por alto el asesinato de Álvaro es asumir sin más que el país se hunda en el abismo, la impunidad atenta contra el futuro.


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Leticia Merino
  • Leticia Merino
  • Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM e integrante del Colectivo Cambiémosla Ya
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