Cuando uno suele ver alguna película de acción, fundamentalmente todas las series y filmes relacionados con los temas de guerra, conflictos y espionaje, es notorio la relevancia que tiene la definición de la trama, la clarificación de roles y el desenlace de la historia que se nos cuenta.
La identificación clara de quién es quién, quiénes son los buenos, quienes son los malos, pero sobre todo, quiénes son los nuestros, es la poderosa resolución de todo apremio.
El desenlace de toda historia, tiene un poderoso efecto liberador cuando los observadores, inmersos en la historia observada, reconocemos con gusto el momento en que “los nuestros” se hacen presentes y nos anuncian esperanzadoramente que no se está solo y que lo malo, está por terminar.
Mañana, se conmemora un aniversario más de nuestro ejército y, pensar en esta celebración desde la perspectiva de seguridad, confianza y respeto que “los nuestros” se han sabido ganar, al tener claro que la soberanía y seguridad de nuestra nación descansa en una institución que ha probado con lealtad su compromiso con México es un motivo de reconocimiento.
Dentro de nuestros valores cívicos, la certeza, de saber que cada mexicano, que cada uno de los nuestros, comparte el orgullo, sentido y compromiso con nuestra patria al punto de que, cuando las circunstancias lo hacen necesario y como nuestro Himno Nacional lo canta, sabe hacer de uno de nosotros un soldado y que en el servicio profesional de quienes así lo han elegido hoy como carrera, es un motivo de orgullo y un valor cívico que debiéramos fortalecer y hoy reconocemos.
Aquel que atenta contra los que aquí nacemos o vivimos, aquel a quien el interés de los propios les es ajeno, de fuera o de adentro, no será jamás de los nuestro y los nuestros estarán ahí para hacérselo saber, pues no, estamos solos.
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