Estamos a menos de un mes de que se concrete la que sería la elección más desastrosa y polémica de la historia de México. El próximo domingo 1 de junio 800 cargos del Poder Judicial de la Federación estarán en juego, pero no tanto como la estabilidad del país en todos los sentidos.
En palabras del expresidente Ernesto Zedillo, “a diferencia de la actual reforma judicial, la impulsada por Ernesto Zedillo en 1994 fortaleció la independencia de la Corte, la dotó de profesionalismo y le brindó capacidades para fungir como contrapeso del presidente y del Congreso. La reforma hoy en marcha destruye todos esos avances”.
Para ese pastel –en sentido figurado– de 800 rebanadas del Poder Judicial, hay, ni más ni menos que, 3 mil 400 aspirantes. Es decir, 2 mil 600 se quedarán sin el anhelado cargo de juzgadores. Parecería democrático quizás, el problema es que la campaña electoral se lleva a cuestas por el (advertido) desinterés y la desinformación de la ciudadanía, lo que dará como resultado un bajísimo nivel de participación.
Por un lado, las personas de a pie tenemos a la mano la plataforma ¡Conóceles! Que es la carta de presentación de estos 3 mil 400 aspirantes, no obstante, al ingresar y revisar las candidaturas que le corresponden a cada uno, se enfrenta a más de 200 perfiles, ¿por dónde empezar? ¿Es relevante la información? ¿Alguien más la leerá?
Por otro lado, la elección judicial orilla a las personas aspirantes a innovar en propuestas que hagan eco en un ajetreado mar sonoro llamado México, cuando la única propuesta que el país requiere escuchar es la de hacer justicia a la par de la ley; en su lugar, candidatas y candidatos optan por discursos que van alineados al del régimen oficialista, a mostrar sus dotes de cantantes, apostar por el carisma o aprovechar las tendencias de las redes, dejando de lado el mérito, la experiencia y la carrera judicial.
En la carrera por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, las ministras Yasmín Esquivel, Lenia Batres y Loreta Ortiz, todas de gran cercanía a Morena, avanzan en busca de conservar su lugar en el máximo órgano del Poder Judicial, pero la cosa no para ahí, la gran recompensa: la candidatura más votada se lleva la Presidencia de la Corte para los próximos dos años. En medio de un gran desinterés y una operación política de Morena financiada con recursos públicos, el riesgo de perder el único reducto que le queda al país en materia de contrapeso, ya ni siquiera es riesgo, sino realidad.
El próximo 1 de junio no sólo se elegirán 9 cargos de ministros para la Suprema Corte de Justicia de la Nación; 2 magistraturas de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF); 15 magistraturas de las Salas Regionales del TEPJF; 5 magistraturas del Tribunal de Disciplina Judicial; 464 magistraturas de circuito y 386 jueces de Distrito, ese día el golpe estará dado. Se avecina un desastre.