Negocios

Sheinbaum sí tiene contrapesos

Con la aplastante victoria de Claudia Sheinbaum en las elecciones del domingo pareciera que no existen contrapesos. Incluso la Constitución no se vislumbra como un freno a raíz de la posible supermayoría que tendrán Morena y sus aliados en el Congreso (o de la posibilidad de obtenerla mediante unos cuantos votos de oposición).

En términos políticos, esta apreciación de poder casi ilimitado me parece correcta. Sheinbaum tiene un claro mandato por parte de la ciudadanía, la cual le dio el “coche completo” para llevar a cabo todos los proyectos que considere apropiados. 

Sin embargo, existe un poderoso contrapeso que se encargará de ponerle rieles a sus políticas económicas si no quiere que estalle una crisis. Me refiero a los mercados financieros. Un día después de las elecciones, el peso se depreció más de 4% y la bolsa cayó más de 6%, su peor ajuste desde la pandemia. Reconociendo esta situación, Sheinbaum anunció que mantendrá al actual Secretario de Hacienda en su cargo al inicio de su gobierno, lo que disipó un poco el nerviosismo, pero el mensaje estuvo claro: si los mercados financieros perciben algo que no les gusta de su gestión reaccionarán tajantemente. 

Otros agentes externos servirán de contrapesos, siendo Estados Unidos el más relevante. Con la fuerte interconexión que existe entre países en materia económica, las decisiones que tome México pueden impactar al vecino (ver, por ejemplo, el intento de reforma energética de López Obrador). Esta dinámica servirá de freno para la administración de Sheinbaum, sobre todo si Trump regresa a la presidencia.

No hay que olvidar tampoco que en 2026 viene la renovación del T-MEC, lo que le dará más poder a EU sobre nuestras políticas comerciales, económicas y laborales. 

El campo de maniobra económico de Sheinbaum también estará limitado por factores internos. El déficit público en 2024 será el más alto en décadas y Pemex es un barril sin fondos. El gobierno estará presionado a mantener disciplina en las finanzas públicas. Cualquier tropiezo, y las calificadoras internacionales nos castigarán reduciendo nuestra nota crediticia.

Un contrapeso interno menos obvio es el propio Morena. Veremos si las tribus se alinean como lo hicieron con el carismático líder del movimiento. No es imposible que se fragmente y que sean sus propios colegas quienes obstaculizan la agenda de Sheinbaum. Más allá de si se mantiene unido el partido, otro posible freno es que todo lo que suceda durante el sexenio, bueno y malo, se le atribuirá al gobierno. No habrá nadie a quién echarle la culpa: ni a la oposición en el Congreso que le impide aprobar reformas y, posiblemente, ni a la Corte. Con seis años de López Obrador atrás, tampoco será fácil seguir atribuyéndole la responsabilidad de cualquier problema a los sexenios del PRI y del PAN.

Sheinbaum asumirá un poder político no visto desde los gobiernos del PRI del siglo pasado. Su poder económico estará acotado.

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Julio Serrano Espinosa
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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