Hace algunos días, en las redes sociales, se publicó un video donde se mostraba una denuncia penal contra Marcelo Ebrard del año 2015, ahora candidato a coordinador de la cuarta transformación y consecuentemente posible aspirante a la presidencia de la República.
Dicha denuncia fue iniciada y fundada con investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera y llevada por la Procuraduría General de la República, por su presunta participación en una trama similar a la del cártel inmobiliario, usando paraísos fiscales y empresas fantasma.
Al ser cuestionado, el presidente López Obrador sobre el tema dijo desconocer las investigaciones al respecto, pero lo defendió señalando que en el sexenio de Peña Nieto, fue objeto de persecución política, derivado de que se le acusaba de haber filtrado información relacionada con la Casa Blanca.
Pero surge la pregunta: ¿acaso todo esto es inventado? ¿es fuego amigo?, porque la investigación está en un amplio expediente que fue cerrado por la PGR a finales del gobierno de Enrique Peña Nieto.
¿Necesitaremos acaso una comisión de la verdad para que la ahora Fiscalía General de la República dé una explicación completa sobre el particular?, porque sería terrible que esto se destapara completamente ya en una campaña presidencial.
Lo cierto es que esa institución en esa época estaba plagada de corrupción y abusos de poder, en donde se abrían y cerraban averiguaciones previas según los compromisos políticos y económicos que se tuvieran, y cuando la delincuencia organizada prácticamente daba órdenes en ella.
Un ejemplo de lo anterior es que los dos últimos procuradores, Jesús Murillo Karam y Alberto Elías Beltrán, están sometidos a procesos penales; el primero por el caso Ayotzinapa y delitos financieros y el segundo por enriquecimiento ilícito, lavado de dinero, peculado y otros.
Lo anterior muestra la calidad moral de los procuradores, por lo que la determinación de la PGR en noviembre de 2017 del “no ejercicio de la acción penal”, contra Ebrard deja muchas dudas. “Mexicanos contra la Corrupción” se mantienen acechando, sospechosamente calladitos, ¿acaso protegen a Ebrard o esperan su oportunidad?
Pero qué calidad moral tendría quien no aclara, si bien legalmente fue exonerado; sin embargo el juicio popular es para un político muy importante porque, como dicen, “el que calla otorga”, así que Marcelo Ebrard no debe guardar silencio y está obligado a demostrar su inocencia, más allá de toda duda, o dejar entrar al sospechosismo.