
“No soy yo, es otra la que sufre. Yo no podría. Que ensombren lo ocurrido negros velos y retiren los faroles…Noche” escribe Anna Ajmátova en Réquiem. El duelo nos acecha a cada paso: huracanes, guerra, madres rastreadoras, huérfanos, desempleo. La pérdida es inevitable. La extensión del dolor emocional, físico y sus consecuencias en relaciones personales y actividades cotidianas dependerá del proceso psicológico, rituales o artilugios de la mente de quien lo padece. ¿Quién nos enseña a sobrevivir? ¿A dónde se manda el dolor intransferible? El otro puede verme llorar, estar triste, puede abrazarme y darme palabras de aliento, pero no siente lo mismo. La poeta rusa lo dice perfecto, ante dolores indescriptibles hasta la mente se disocia: “No soy yo, es otra la que sufre”.
El proceso de duelo es distinto para cada persona y aunque haya miles de postales mostrando las 5 etapas (negación, ira, negociación, depresión y aceptación) es importante remarcar: ni son lineales, ni el tiempo en cada una es normal o anormal, ni avanzar y regresar a un etapa significa retroceder. El acompañamiento de un profesional de la salud mental contribuye a la aceptación, a la incorporación de una nueva realidad, a nombrar las emociones que se desbordan o se intentan ahogar para parecer funcionales.
Si entre los adultos es difícil dialogar sobre el duelo, experimentarlo, imaginen entre adultos y niños. Algunos adultos imaginan que es mejor no hablar de ello, son niños, ni cuenta se dan. Los niños saben y sin vocabulario o espacios para hablarlo se perpetúa el círculo de lo que no se nombra, no existe, pero existe. Aquí el silencio produce daño.
Cada familia, cada persona elegirá dejarse acompañar o no por psicólogos, tanatólogos o algún otro guía emocional-espiritual. En Bitácora52 preparamos una lista de libros con el fin de disponer el corazón y el cuerpo para procesar el duelo. María no se olvidará de Roser Rius. Un día todo cambió de Rakel Mateo. Julia tiene una estrella de Eduard José. El corazón y la botella de Oliver Jeffers. El árbol de los recuerdos de Britta Teckentrup. ¿Dónde está el abuelo? de Mar Cortina y Amparo Peguero. La lista completa la encuentras en nuestras redes sociales.
Para los adultos la recomendación es leer Aprendiendo a decir adiós de Marcelo Rittner. La entrevista con este rabino, sociólogo y escritor la encuentran en el canal de youtube de Bitácora 52.
Anna Ajmátova un día tuvo que buscar las palabras para describir el horror. Se lo pidieron: “¿Usted podría describir esto? Sí puedo, respondió”. Un día en nuestro duelo personal nuestra mente no podrá disociarse más y deberá narrar, describir, trabajar, transformar el dolor.