Política

De cultura y… ¡uff!, de política

  • Columna de Juan Noé Fernández Andrade
  • De cultura y… ¡uff!, de política
  • Juan Noé Fernández Andrade

Lo bueno es que en cuanto a la programación de actividades culturales en la zona conurbada (Lerdo-Gómez Palacio-Torreón), hay una amplia diversidad temática, como niveles de calidad, asistencia del público y una libertad expresiva que de repente se ve disminuida, por no utilizar la palabra censura.

Sería un buen ejercicio, -al menos yo desconozco que se haga-, saber qué tanto representa en términos de productividad el quehacer cultural en la Laguna. ¿Genera ingresos o solo egresos? ¿Por qué?

Esta semana se informó que en nuestro país, en donde ningún gobierno municipal, estatal y la Federación deja de presumir la riqueza artística y cultural de México, el valor en dinero registrado por las actividades en la materia, ascendió a 865 mil 682 millones de pesos, lo que significó (en números de 2024) que todo lo que engloba la rama cultural en el Producto Interno Bruto nacional es del 2.8 por ciento, según cifras de la Cuenta Satélite de Cultural que realizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGi). 

Casi será un hecho que las cifras crecerán cuando se detalle lo concerniente a este 2025.

Me da mucho gusto saber el dato. 

Cierto es que la cultura y el arte, de manera puntual en entidades del centro y sur del país, representan para sus creadores no solo su sustento familiar, sino un prestigio hasta no únicamente nacional sino internacional que, como efecto virtuoso, ahora les da la oportunidad de participar y/o asistir a múltiples exposiciones, muestras, mercados, festivales, encuentros, mesas de análisis, etcétera, y la canalización de apoyos para su promoción y fortalecimiento. 

La diversidad del arte y la cultura en los pueblos es puntual, infaltable. Y destacan ciudades, claro.

En la comarca, o para decirlo en corto: la zona conurbada, tiene una agenda, sí. 

Sin embargo, insisto otra vez, requiere sacudir sus formas, innovar contenidos, fortalecer su infraestructura, salir a la calle, a los barrios, ir a sus deprimidas y hasta olvidadas colonias periféricas y zona rural; atender a la población ausente de los recintos, desinformada y de escaso bagaje cultural, que pasa la vida sin acercarse ni tampoco la acercan al cultivo intelectual. Su derecho humano a la cultura es inexistente. 

En la Laguna requerimos de otros pensamientos en el amplísimo e inacabable tema de la cultura, que se rescaten, promuevan y difundan los talentos de la niñez, de la juventud, de las personas adultas. 

La cultura y el arte en la zona conurbada no tiene que encerrarse solo en los museos, los teatros, las bibliotecas, los centros creativos, no. Tendría que irrumpir en la escena atrayendo, incluyendo a esa gente inadvertida, desapercibida. 

¿Acaso no tendrán ninguna cualidad o aptitud? Una revolución cultural lagunera nos vendría bien, quizá nos dé la identidad que no alcanzamos…/

¡Uff, de política! Pues nada, que lo que viene sucediendo en México no deja de ser consecuencia de la intolerancia, del odio y racismo entre las clases sociales.

Apenas son creíbles las declaraciones de dirigentes políticos, que rayan en el tremendismo. Justo esta semana que concluye se volvió a hacer público lo que expresaran el presidente nacional del PAN, Jorge Romero, y el ex secretario de Relaciones Exteriores en el sexenio de Fox, Jorge Castañeda, que, sin ningún rubor, –en programas de radio y televisión, respectivamente- se pronunciaron a favor de la violencia como “último recurso” para hacer frente a Morena y la 4T. 

Y por ahí anda el ex gobernador Rubén Moreira, y otros ex, como también articulistas (que no periodistas) empeñosos y obsesionados en aprovechar esos espacios para sus muy particulares intereses.

En contra de todo lo oficial, y a favor de la crítica porque sí, corroboran que hoy son tiempos de libertad de tránsito y de expresión, de convocar a lo que sea, casi en los linderos de la estratificación social.

Espero que ese comportamiento belicoso lo abandonen las cabezas visibles de los partidos y las autoridades de gobierno surgidas de sus siglas. 

A ver quién tiene la buena ocurrencia de llamar a la concordia, a regresar a los principios y valores morales como ejes fundamentales de la verdadera democracia, el quehacer público y la gobernanza.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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