Con los parámetros tradicionales, el Club Santos ha sido eliminado de la competencia. El lugar 9 viene bien por lo meritorio del triunfo en San Luis donde como hecho inusual, no permitieron gol.
Cabe preguntar: ¿Es honroso el lugar?
Por lo pronto con eso basta para manifestarles el debido reconocimiento porque están en postemporada cumpliendo con las nuevas disposiciones. Es justo plantear ambos panoramas.
Con el lugar 9, está eliminado pero también califica. Es la rara nueva realidad.
Eliminado pero calificado. Esta rara disyuntiva conduce a la misma reflexión, mal pero bien; bien pero mal.
Los dos hemisferios deben ser considerados y todavía con el beneficio de jugar en casa un partido más.
Esta modalidad requiere una explicación lo suficientemente amplia para entender. ¿Cómo está eso de ser eliminado pero califica?
No está entre los 8 primeros tradicionales pero sigue vivo, muy despierto, con inquietud y dispuesto a casi todo.
Este hecho, una vez aceptado, raro pero aprobado por el reglamento debemos tomarlo con la debida reserva.
Es agradable seguir compitiendo para ver qué novedades aparecen o qué se puede fabricar.
Traicionar la realidad no es sano pero tampoco es salubre aplaudir como si nada incómodo hubiera pasado.
Sabemos que la conciencia de los jugadores y de la organización funciona.
Ellos saben que han hecho un papel regular. No pretendo usar la palabra “mediocre” porque suena a perversidad pero tampoco tenemos derecho a esconder el tipo de torneo que han ofrecido.
La competencia se afana en seguir viendo al Club Santos. Lo quiere vivo un rato más.