El 1 de marzo pasado, una cámara de vigilancia grabó a un par de ancianas entrando a un departamento de Nueva York después de adquirir en un Home Depot una sierra, bolsas de basura y líquido de limpieza.
Al día siguiente, otro registro muestra a una de las ancianas empujando un carrito de compras cargado con unas voluminosas bolsas negras de basura, que abandona en las esquinas de las avenidas Pennsylvania y Atlantic.
En otro video, captado en una tienda de ropa, se ve a la mencionada anciana maniobrando una silla eléctrica de ruedas en la que hace sus compras. Dialoga con un empleado, y al levantarse de su asiento, deja al descubierto una pierna humana, que el trabajador no vio, pero que la cámara sí grabó.
El 7 de marzo, unos patrulleros encontraron la extremidad en la Jamaica Avenue. Por esa misma fecha, un transeúnte se detuvo a revisar el contenido de las bolsas negras de basura: era el torso de una mujer, al que faltaban las piernas y la cabeza.
Con el rompecabezas armado, las autoridades irrumpieron el departamento de una mujer transgénero de nombre Harvey Marcelin, de 83 años, donde recobraron la cabeza de una mujer y unas cartas de tarot.
El nombre de la víctima es Susan Leyden, de 65 años, de quien se ignora la relación que guardaba con Marcelin y si fue sacrificada en un ritual satanista.
Marcelin, como lo señaló en una ocasión, tiene “problemas con las mujeres”: en abril de 1963, cuando aún era hombre, asesinó de tres balazos a su novia Jacqueline Bonds, por lo que estuvo encerrado veinte años, y fue liberado en 1984.
Un año después, Marcelin, también como hombre, apuñaló mortalmente a otra de sus novias, por lo que nuevamente fue puesto tras las rejas, de donde salió en 2019.
El 14 de marzo pasado, Harvey Marcelin, como mujer transgénero, fue finalmente arrestada. Hemos “retirado de las calles a un asesino serial”, indicó el detective James Essig.
Algunos conocidos de Marcelin no se explican como la “dulce mujer” colocó sin ayuda los restos descuartizados de la señora Leyden en el carrito de compras.
Sin embargo, para uno de sus “amigos” no resulta extraña la conducta de la octogenaria, pues recuerda: “Una vez me dijo que deseaba haber nacido cabra y que era una bruja satánica. Fue la cosa más extraña que he escuchado”.
José Luis Durán King
