Frente al reto de una nueva elección en nuestro sistema democrático que corresponde a jueces, magistrados de circuito, ministros de la Corte, integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial e integrantes del órgano de justicia electoral, se hace imprescindible comentar algunos aspectos inéditos que no habíamos vivido en México.
Primeramente, diremos que no votaremos por partidos, o coaliciones, sino por personas. Es una elección donde se eligen hombres y mujeres profesionistas para ejercer su función en el poder judicial federal.
Luego observamos que un aspecto diferente en la forma de votar, corresponde al hecho de que una boleta puede contener tantos votos como cargos a elegir contenga por distrito judicial, circuito (varios estados) o en el país -si es para cargos de órganos nacionales. Esto quiere decir que puede haber nueve votos si es para ministras y ministros, o los mismos nueve votos si así corresponde para magistrados de circuito o jueces de distrito en un estado. Esto es inédito desde la perspectiva de que los votos se definirán en minúsculos recuadros ubicados en la parte superior de la boleta [escribiendo el número que corresponde a la persona que está en la lista de la misma], lo que hace más complicado su conteo, y que llevará al Instituto Nacional Electoral a publicar los resultados hasta diez días después de la jornada electoral.
Toda una eternidad, a como estamos acostumbrados en los comicios para elegir integrantes de los poderes ejecutivo y legislativo federal, donde los resultados se dan oficialmente a los tres días. Pero el conteo rápido y el programa de resultados electorales preliminares (PREP) se publican el mismo día de la elección. Existe una, ya sólida, tradición de dar los resultados “preliminares” el mismo día. En esta elección no habrá “conteo rápido” ni PREP. Los votos serán revisados por el INE en sus instalaciones.
El siguiente punto que quiero comentar es el que tiene que ver con abstenciones del voto en una misma boleta. Estamos acostumbrados a que un voto se anula si está marcado por más de dos opciones (que no sea coalición) de candidatos (as), o es abstención si está en blanco (no se marcó). En esta votación una persona puede dejar en blanco varios recuadros y votar en uno solo, por lo que el voto será válido solo para este(a) candidato(a). O puede votar por la lista de mujeres, dejando en blanco la de hombres o viceversa, y el voto será igualmente depositado en los únicos recuadros seleccionados. O se puede dejar en blanco todos los recuadros (abstención total) lo que parece increíble: ir a la casilla y no votar, pero se puede dar. Todo esto se ve raro y extraño y hasta sospechoso para los malpensados, cuando tardarán diez días en contar los votos y dar los resultados oficiales, quedando la duda respecto de estos espacios (recuadros) sin anotar nada.
Un punto adicional es el de que un (a) candidato (a) puede ganar en su distrito y pensar que será juez de distrito, pero al final ejercerán el cargo los candidatos (as) que hayan obtenido más votos en otros distritos del estado -algo así como una primera, segunda y hasta tercera mayoría- lo que les agrega más incertidumbre e inseguridad a los candidatos (as), y suma debilidades jurídicas a la elección. Llegarán las personas que obtuvieron más votos, aunque se les haya votado en otra demarcación geográfica, y por otros electores. O siendo más claro desde el punto del elector, usted va a votar creyendo que elige a un candidato (a) cuando en realidad son los de otro distrito los que elegirán al de su territorio. Vaya laberinto en que entró nuestra democracia.
Frente a estos “asegunes” no queda más que armarnos de valor y tiempo al votar el próximo domingo 01 de junio, ya que las listas en las boletas son largas, el tiempo que se requiere para ubicar los candidatos (as) en los recuadros de las boletas será mucho, el calor estará fuerte y nuestra democracia de mediana edad deberá pasar esta nueva prueba, habiéndose convocado de nueva cuenta a las y los electores a las urnas. Tenga lista su credencial de elector; y no deje pasar esta nueva oportunidad de aprender y “sacrificarse” por nuestro “sistema democrático” ahora eligiendo a las y los integrantes de un poder que siempre fue repelente al voto público.