Política

Latinoamérica: ¿la hora de los pobres?

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Xiomara Castro en Honduras hace unos días y Gabriel Boric este domingo en Chile constituyen los últimos capítulos de un proceso en marcha que está tomando uno a uno a los gobiernos de América Latina: mandatarios de corte progresista, unos más populistas que otros, pero todos fuertemente críticos de los daños provocados a las grandes mayorías por el neoliberalismo. No es un fenómeno exclusivo de los países latinoamericanos. La globalización produjo enormes beneficios para algunos sectores y para determinadas ramas económicas en la mayor parte del mundo, pero este crecimiento fue incapaz de involucrar a otros sectores sociales y económicos, particularmente del ámbito tradicional, lo cual en última instancia se tradujo en un incremento de la desigualdad social. A medida que la globalización dejó atrás los años dorados de ascenso y se estabilizó en tasas de crecimiento más moderadas, los sectores no beneficiados se convirtieron en mayorías. Incluso en metrópolis como Estados Unidos e Inglaterra, el triunfo de Donald Trump y de Boris Johnson se explica en gran medida como una reacción nacionalista de ciudadanos y trabajadores frente al desgaste provocado por la apertura de los mercados y sus distorsiones.

Sin embargo, es en Latinoamérica donde este impulso pendular en contra del neoliberalismo ha proliferado con mayor fuerza. Venezuela, Nicaragua, Argentina, Perú, El Salvador, Bolivia y México en los últimos años han dado este giro, y muchas posibilidades que Brasil y Colombia lo hagan en 2022. Y si bien hay excepciones en sentido inverso, como el del conservador Guillermo Lasso en Ecuador, que tomó el poder tras varios lustros de gobiernos autoproclamados de izquierda, el balance es más que categórico. Tampoco es que respondan todos ellos a una misma posición ideológica. Gabriel Boric, el presidente elegido hace unas horas, no ha ocultado su rechazo al modelo venezolano, por ejemplo. Pero la crítica a los excesos del neoliberalismo y la intención de voltear la mirada a la población desfavorecida es común a todos ellos. Por lo mismo, comparten rasgos emparentados con el populismo, aunque con diversos matices e intensidades.

Cabría preguntarse si esta simultaneidad puede convertirse en un esfuerzo común, o si cada cual bregará a su manera para enfrentar los desafíos pendientes. Desde luego la atención estará centrada puertas adentro, considerando que son movimientos políticos construidos sobre la crítica a la globalización y sus secuelas. Parecería ser la hora del nacionalismo, de políticas económicas proteccionistas, al menos parcialmente, y de un énfasis para redimensionar el poder político del Estado sobre el poder económico de las élites. Eso es cierto. Pero en tanto que el poder económico y financiero se encuentra cada vez más imbricado entre lo local y lo mundial, la acción de los gobiernos entraña, necesariamente, una tensión creciente con intereses internacionales. Lo estamos viendo en México con el tema de la minería o la contrarreforma energética. 

¿Cabe la posibilidad de que estos gobiernos hagan causa común en alguna de estas reivindicaciones? Difícil decirlo en este momento. Sería lamentable el regreso del discurso demagógico e impostado de una liga de naciones del tercer mundo, tan invocada durante el periodo de Echeverría y de López Portillo. Pero eso no significa que puedan descartarse posiciones conjuntas frente a la presión de intereses e inercias de los mercados financieros y comerciales globales.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador había mantenido una postura ajena a tales incursiones bajo la consigna de que la mejor política internacional es la política interna y que el derecho al respeto ajeno es la paz. No obstante, el Presidente no ha tenido ningún reparo en intervenir en coyunturas específicas, claramente en contradicción con dicha postura. Tal es el caso del asilo a Evo Morales y, sobre todo, “la brigada” enviada a Perú hace unos días para asesorar al presidente acosado por sus rivales políticos locales.

¿Se trata de actos extraordinarios o del comienzo de una nueva estrategia política del gobierno de la 4T? Habrá que estar atentos. 

@jorgezepedap

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Jorge Zepeda Patterson
  • Jorge Zepeda Patterson
  • Escritor y Periodista, Columnista en Milenio Diario todos los martes y jueves con "Pensándolo bien" / Autor de Amos de Mexico, Los Corruptores, Milena, Muerte Contrarreloj
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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