Cultura

Abrazo a Auster

Jorge F. Hernández
Jorge F. Hernández

Tenía que huir del ruido banal y el enredo infinito. La zarzuela española cobraba de pronto una nueva intensidad al paso de las horas: el machismo de un macarra impresentable no se resolvió con un cese fulminante, sino que creció en ebullición a dos metros de la reina otrora periodista, la infanta distraída, la víctima en shock, la madre del calvo en huelga de hambre encerrada en la iglesia del pueblo… y el calorón del verano se desaparecía de pronto para anunciar el otoño que nos espera.

A lo anterior sumé una deuda pendiente. Mi mejor amigo me había traído desde Manhattan una novela de Paul Auster, firmada por el autor y dejé pasar años sin leer la primera página. Sentí culpa por no haber escrito en público mi pésame por sus recientes dolorosos duelos y externar apenas hace unos meses mi apoyo en su lucha contra ese nefando inquilino cangrejo que suele ser imbatible. Se sumó el azar de un magnífico documental sobre 4321, la novela de Auster que había dejado pendiente… y aquí estoy tratando de abrazarlo a la distancia con la inmensa gratitud de algo muy parecido al reencuentro con un amigo largo tiempo viajado al filo del andén de la vida y envueltos en la neblina de una ensoñación compartida.

Por azar, siempre por azar, sincronizo con casi todos los párrafos de Auster desde una lejana nube hace casi 25 años cuando lo leí por primera vez en un avión. Ahora digamos sin vergüenza: 4321 es una obra maestra que apela a la inteligencia aguda de quien la lea y desata la imaginación pura de quien asuma que páginas enteras como espejo; es un cuadrángulo de un mismo personaje llamado Ferguson que se multiplica en semejanzas y notables diferencias; es la voz de la infancia de una generación que sigue aquí habiendo habitado un mundo que ya no existe y es la conciencia con culpas diversas del american way of life, de la vida misma y sus dolores, del eléctrico etéreo del primer beso y las afortunadas acciones de las mujeres que empezaron a romper el techo de cristal cuando la sociedad seguía viviendo en blanco y negro…. Y es todo y mucho más y no quiero cerrar sin mencionar dos maneras de abrazar a Auster: en papel, cargando la voluminosa novela de aquí para allá y en pantalla electrónica, con la voz del propio autor leyendo en murmullos las palabras que se van iluminando como salvoconducto y probado plan de evasión: perderse en novela para evitar las otras  náuseas que inundan el mundo.


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Jorge F. Hernández
  • Jorge F. Hernández
  • Escritor, académico e historiador, ganó el Premio Nacional de Cuento Efrén Hernández por Noche de ronda, y quedó finalista del Premio Alfaguara de Novela con La emperatriz de Lavapiés. Es autor también de Réquiem para un ángel, Un montón de piedras, Un bosque flotante y Cochabamba. Publica los jueves cada 15 días su columna Agua de azar.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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