La cuestión crucial de nuestro tiempo es la que se refiere a los asuntos relativos a las condiciones de comportamiento del líquido vital. –en esta ciudad en la que llueve sobre mojado y en donde los registros históricos indican que el agua sabe caer en abundancia adunia sobre esta tierra pródiga–Es bien sabido que el agua presenta diversas maneras de expresar su presencia en esta dimensión física a la que asistimos: en estado líquido, sólido, gaseoso y gel. Asimismo, que el agua encuentra diversas condiciones que tiene que ver con los modos con los que interactúa en su relación con el entorno, ya que puede infiltrarse, captarse y permanecer estancada y en reposo, correr y fluir sobre la superficie o evaporarse, para constituir lo que luego se conoce como el ciclo del agua. Además también se asume que el agua comprende, en mecánica de fluidos, los conceptos de caudal, velocidad y presión y que, entre todo lo dicho, así se constituye el sistema hídrico sustentable.
De tal suerte, en este sitio de privilegio, no hemos sabido sortear los avatares que el destino nos ha planteado y menos hemos aprendido a resolver con éxito los retos. Las soluciones se nos hacen agua y nadamos y buceamos en las profundidades de la más aterradora ignorancia supina en los temas hídricos relacionados con el desarrollo urbano y las elementales conexiones con el ambiente natural y el medio físico artificial, aunado a que hemos apostado por paradigmas inadecuados (Los colectores) en torno al manejo de las escorrentías de las aguas pluviales superficiales y los flujos de los ríos urbanos cuyos meandros, trayectorias y derroteros se han modificado con el tiempo. La mala planeación urbana, sumada a las carencias y fallas en la infraestructura; la voraz expansión de la plancha de concreto, que impermeabiliza las superficies e impide, por tanto, la infiltración al subsuelo; el escaso o nulo conocimiento de la geología, la edafología y las estratigrafía; la ausencia de sistemas de medición y monitoreo o aún más, de cero supervisión, seguimiento y evaluación del drenaje pluvial y incluso no considera adecuaciones lógicas para contener aguas arriba para suavizar la velocidad y la fuerza de los escurrimientos. En fin, acciones de lesa inteligencia ambiental y de una inadecuado manejo de los recursos financieros, naturales y artificiales.
Es entonces que nos queda muy claro lo que ocurre: no estamos preparados para las avenidas de agua y menos lo estamos para enfrentar los riesgos que implica enfrentarse a la fuerza de la naturaleza que busca resolver y sortear las fallidas intervenciones antropogénicas. Sin embargo, lo que en realidad ha fallado es que no sabemos coordinarnos no ponernos de acuerdo, No sabemos trabajar transversalmente y menos colaborativamente. Nuestra rancia postura política xalisca es: “NO LE VOY A ENGORDAR EL CALDO A ESE” y jódase quien se joda.
Aparece aquí una luz al final del túnel y emerge un rayo de esperanza: Un grupo de ciudadanos, expertos, asociaciones colegios hemos iniciado ya la organización de un gran foro ambiental (a realizarse el próximo 25 de septiembre) que aspira, mediante la instalación de mesas de trabajo y diálogo, encontrar soluciones eficaces que, con el concurso de los gobiernos –tanto estatal como municipales en el área metropolitana de Guadalajara– y sus instancias en materia de agua (SIAPA, IMEPLAN, La Secretaría de Gestión Integral del Agua, entre otros organismos) habremos de construir las bases para que las dichas soluciones sean vinculantes y se transformen en políticas públicas y en programas de acción ambiental para solventar la crisis que históricamente hemos padecido en los temas del agua que llueve.
La cuestión crucial de nuestro tiempo es la que se refiere a los asuntos relativos a las condiciones de comportamiento del líquido vital. –en esta ciudad en la que llueve sobre mojado y en donde los registros históricos indican que el agua sabe caer en abundancia adunia sobre esta tierra pródiga–Es bien sabido que el agua presenta diversas maneras de expresar su presencia en esta dimensión física a la que asistimos: en estado líquido, sólido, gaseoso y gel. Asimismo, que el agua encuentra diversas condiciones que tiene que ver con los modos con los que interactúa en su relación con el entorno, ya que puede infiltrarse, captarse y permanecer estancada y en reposo, correr y fluir sobre la superficie o evaporarse, para constituir lo que luego se conoce como el ciclo del agua. Además también se asume que el agua comprende, en mecánica de fluidos, los conceptos de caudal, velocidad y presión y que, entre todo lo dicho, así se constituye el sistema hídrico sustentable.
De tal suerte, en este sitio de privilegio, no hemos sabido sortear los avatares que el destino nos ha planteado y menos hemos aprendido a resolver con éxito los retos. Las soluciones se nos hacen agua y nadamos y buceamos en las profundidades de la más aterradora ignorancia supina en los temas hídricos relacionados con el desarrollo urbano y las elementales conexiones con el ambiente natural y el medio físico artificial, aunado a que hemos apostado por paradigmas inadecuados (Los colectores) en torno al manejo de las escorrentías de las aguas pluviales superficiales y los flujos de los ríos urbanos cuyos meandros, trayectorias y derroteros se han modificado con el tiempo. La mala planeación urbana, sumada a las carencias y fallas en la infraestructura; la voraz expansión de la plancha de concreto, que impermeabiliza las superficies e impide, por tanto, la infiltración al subsuelo; el escaso o nulo conocimiento de la geología, la edafología y las estratigrafía; la ausencia de sistemas de medición y monitoreo o aún más, de cero supervisión, seguimiento y evaluación del drenaje pluvial y incluso no considera adecuaciones lógicas para contener aguas arriba para suavizar la velocidad y la fuerza de los escurrimientos. En fin, acciones de lesa inteligencia ambiental y de una inadecuado manejo de los recursos financieros, naturales y artificiales.
Es entonces que nos queda muy claro lo que ocurre: no estamos preparados para las avenidas de agua y menos lo estamos para enfrentar los riesgos que implica enfrentarse a la fuerza de la naturaleza que busca resolver y sortear las fallidas intervenciones antropogénicas. Sin embargo, lo que en realidad ha fallado es que no sabemos coordinarnos no ponernos de acuerdo, No sabemos trabajar transversalmente y menos colaborativamente. Nuestra rancia postura política xalisca es: “NO LE VOY A ENGORDAR EL CALDO A ESE” y jódase quien se joda.
Aparece aquí una luz al final del túnel y emerge un rayo de esperanza: Un grupo de ciudadanos, expertos, asociaciones colegios hemos iniciado ya la organización de un gran foro ambiental (a realizarse el próximo 25 de septiembre) que aspira, mediante la instalación de mesas de trabajo y diálogo, encontrar soluciones eficaces que, con el concurso de los gobiernos –tanto estatal como municipales en el área metropolitana de Guadalajara– y sus instancias en materia de agua (SIAPA, IMEPLAN, La Secretaría de Gestión Integral del Agua, entre otros organismos) habremos de construir las bases para que las dichas soluciones sean vinculantes y se transformen en políticas públicas y en programas de acción ambiental para solventar la crisis que históricamente hemos padecido en los temas del agua que llueve.