
El amor no ha sido siempre un sentimiento positivo, ni el del enamorado un estado deseable, es más: en la Edad Media el amor era visto como una desgracia, como el fuego que aniquilaba al amante.
Esto parece raro en nuestro siglo XXI, tan dado a la difusión electrónica de la cursilería amorosa y a la entronización del que se regocija, o sufre intensamente, con el amor.
“All you need is love”, decían los Beatles el siglo pasado, con la misma convicción que santa Teresa aseguraba: sólo Dios basta.
En El libro de la rosa (Roman de la Rose), un famoso best seller del siglo XII que hoy todavía circula, Guillaume de Lorris y Jean de Meun destriparon el fenómeno amoroso, en una narración alegórica en la que la rosa es el deseo y el amor erótico, y los otros personajes tienen nombres como Naturaleza, Juventud, Razón, Deleite, etc.
Sobre el acto sexual dice este libro: “Naturaleza puso placer en tal acto, pues desea que sus obreros encuentren deleite en esa tarea y no la rechacen ni la aborrezcan. Muchos hombres no jugarían, en efecto, a ese juego, si no los atrajese la voluptuosidad”.
Los obreros de la naturaleza somos nosotros: un ardoroso proletariado libidinal, engatusado para que repueble el planeta. “Así atrapa y arrastra Deleite al cuerpo (….) por medio de Juventud, su sirvienta”. El amor, sigue el libro, es una obsesión, “por eso deseas poseer la rosa y no sueñas con ningún otro galardón”.
En estas páginas el amor pasa rápidamente de obsesión a fuerza tóxica: “Acogiste en ti a un huésped que es fuente de aflicciones, el día que diste hospitalidad a Amor”. Esto lo dice Razón, y añade: “Te aconsejo que lo expulses, pues trastorna todos los pensamientos que te pudieran resultar provechosos: no permitas que se quede más contigo”. Y enseguida remata: “me atrevo a decir que en la trampa de Amor muchos pierden razón, tiempo, bienes, fama, cuerpo y alma”. No hay que pasar por alto que quien lanza estas sentencias es Razón.
Y como final esta desalmada definición del amor: “es una enfermedad del pensamiento que nace entre dos personas, libres ambas y de distinto sexo”.