El pasado 11 de marzo, Gabriel Boric se convirtió en presidente de la república de Chile. Boric fue diputado, militante del Movimiento Autonomista, y fue uno de los personajes más destacados del movimiento estudiantil que exigió educación gratuita y de calidad. Boric ganó las elecciones mediante una coalición de fuerzas de izquierda y bajo un escenario político, económico y social complejo.
La agenda del gobierno de Boric se enfoca en diversas áreas de acción. Por ejemplo, busca enfrentar la crisis migratoria en el norte del país, resolver el conflicto con los pueblos originarios del sur de Chile, combatir la desigualdad social, reducir la delincuencia y violencia, y reformar los sistemas de pensiones y de salud. Asimismo, impulsa el establecimiento de una nueva Constitución que será sometida a plebiscito nacional en septiembre del presente año.
Por otro lado, este año Colombia tendrá elecciones presidenciales. El candidato de izquierda Gustavo Petro impulsa un proyecto político interesante. Su programa de gobierno está dividido en cinco ejes principales. Específicamente, se enfoca en convertir a Colombia en líder contra el cambio climático, pasar de una economía extractivista a una productiva, combatir la desigualdad y promover los derechos sociales, fortalecer la democracia, y lograr la paz definitiva en todo el territorio colombiano.
Si bien las agendas políticas de estos líderes latinoamericanos son nobles, ambas poseen una gran limitante. El problema de estos dos proyectos es que no rompen con el modelo económico ortodoxo. Modelo que ha frenado el desarrollo en Colombia y Chile. Específicamente, tanto Boric como Petro proponen un enfoque fiscal que impide poner a disposición toda la cantidad de dinero público necesario para resolver los problemas nacionales.
Mario Marcel, ministro de Hacienda de Chile, ha reiterado en numerosas ocasiones que el interés principal del gobierno es mantener el equilibrio fiscal por arriba del económico. Como lo hemos mencionado en este espacio, un gobierno con este tipo de finanzas asume erróneamente que el gasto público depende de la recaudación fiscal. Además, ante el aumento en los precios Marcel considera equivocadamente que el Banco Central es el único que puede controlar las presiones inflacionarias. Quienes impulsamos la Teoría Monetaria Moderna, hemos demostrado que la dinámica inflacionaria está fuera de la jurisdicción de la banca central.
Petro propone obtener los pesos colombianos para su programa de gobierno mediante la generación de ahorros, una política fiscal progresiva, luchando contra la evasión fiscal, y mejorando la eficiencia del sistema tributario. En general, el programa de Petro encadena el gasto público a los ingresos fiscales. También, erróneamente considera que un gobierno central debe ahorrar en su propia moneda.
Boric y Petro tienen buenas plataformas políticas para sus países. Sin embargo, para que realmente haya una transformación histórica es importante que ambos proyectos rompan con el enfoque económico ortodoxo. De esta forma, es posible usar el dinero público como banda de transmisión para lograr el desarrollo tan anhelado por la población de estas dos grandes naciones.