La semana pasada se realizó el Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC, en inglés) en Estados Unidos.
El foro fundado en 1989 e integrado por 21 países tiene como objetivo principal la promoción económica, financiera, comercial y política de las naciones de esta región.
En esta ocasión, los reflectores del evento los acaparó una nación: China. La casi inesperada asistencia del presidente Xi Jinping de la República Popular de China causó una enorme sensación.
Xi fue la estrella o el rock star del foro, a tal grado de que altos ejecutivos de empresas importantes y líderes políticos pidieron audiencia con el presidente chino.
México logró entrevistarse con él y consiguió que se interesara en proveer a la economía mexicana de financiamiento, cooperación entre instituciones públicas, e inversión en vehículos eléctricos, industrias emergentes e infraestructura.
Lo anterior es un reflejo de la evidencia abrumadora del sólido desarrollo industrial y financiero de aquel país asiático. Además, Xi es una celebridad política por su adecuada conducción económica del país.
Sin embargo, es importante establecer que el camino de China hacia la consolidación como primera potencia económica y militar no sucedió de la noche a la mañana. Es todo un largo proceso.
Por ejemplo, recuerdo que mi tío el economista Raúl García León me platicaba cómo en los 70s el presidente de México lo envió urgentemente a China.
Su misión consistió en investigar lo que se estaba haciendo en torno a desarrollo industrial, avances médicos, innovación tecnológica y sistemas de transporte.
García León reportó que además del amable trato, sencillez y afecto hacia México, enteró al presidente que los chinos se estaban preparando para ser la mayor fuerza productiva del planeta.
En su participación ante los líderes de la APEC, Xi expresó su interés de seguir colaborando con los miembros de la zona. Advirtió que se están dando cambios globales de manera acelerada, bajo un ambiente de riesgos y desafíos.
Las naciones integrantes deben asumir mayores responsabilidades debido a que la región Asia-Pacifico es el motor de la economía global, apuntó el presidente.
Propuso que la zona debe constituirse en una comunidad abierta, pacífica, y resiliente.
Para alcanzar estos propósitos, señaló la necesidad de impulsar la innovación tecnológica como fuerza motriz para el desarrollo en un contexto de colaboración técnico-científica, equitativo, justo, y no discriminatorio.
Asimismo, encauzó a los miembros a elaborar una Hoja de Ruta para la economía digital.
Es decir, un plan regional en el que se beneficie la transformación digital, apoye la aplicación de macrodatos, favorezca el desarrollo de la inteligencia artificial y privilegie la computación cuántica y todas aquellas tecnologías que sirvan de crecimiento para la región.
Finalizó diciendo que China hace su parte, a través de la reconversión digital de industrias tradicionales y mediante una transición verde en su economía.
México sabía que algún día China se convertiría en rock star. Ojalá que nuestro país se ponga las pilas para llegar a ser la estrella del momento y que todos quieran tomarse la foto con ella.