La historia de la malvada bruja del Oeste tuvo su cierre en Wicked: Por siempre (Wicked: For good). Después de descubrirse tan poderosa como para dejar en ridículo al Maravilloso Mago de Oz (Jeff Goldblum), pero al mismo tiempo incapaz de controlar los daños que puede causar, Elphaba (Cynthia Erivo) huye hacia el Oeste con el libro de los hechizos. Ahí concluye la primera parte de la adaptación cinematográfica del popular musical. Cinco años después, ella sigue luchando contra la opresión de los animales en Oz, pero sus acciones son utilizadas por el régimen para hacer propaganda en su contra.
Para Glinda (Ariana Grande) las cosas son completamente distintas. Casi sin esfuerzo goza de la aceptación y el amor de Ciudad Esmeralda. Mientras Elphaba es la maldad encarnada ella es la bondad y su próximo matrimonio con Fiyero (Jonathan Bailey) promete devolver la esperanza que el pueblo necesita. Aparentemente tiene todo lo que soñó, pero no se siente como imaginó que sería. ¿Qué es lo que falta? Tanto ella como su prometido intuyen que la presencia de su imponente amiga verde cambiaría el panorama.
Es por ese motivo que lo primero que Glinda piensa cuando Elphaba la visita en la víspera de su boda es llevarla ante el Mago para que se reconcilien y se acabe de una vez por todas el vituperio contra su amiga.
El reencuentro entre el Mago y Elphaba no saldrá como Glinda espera, revelará verdades que pondrán en riesgo no solo el futuro de Oz, sino la valiosa amistad entre ellas.
Si bien el diseño de producción, vestuarios y musicalización de la película son deslumbrantes -lo que ya habíamos visto en la entrega pasada- es innegable que el mayor acierto en el trabajo dirigido por Jon M. Chu es contar con el enorme talento de Cynthia Erivo. Su interpretación vocal y su presencia en pantalla conmueven y le dan peso a una historia que tiene muy poco que ofrecer, pues aunque contiene la consabida crítica política contra los líderes charlatanes que cargan contra un enemigo inventado, así como el recurrente discurso contra la opresión de las minorías, lo aborda de manera simplista y plana. No extraña que ninguno de esos temas se destaque en la promoción de la película y que la campaña en redes parezca centrada en la interacción entre las protagonistas.