Europa en vilo ante un verano electoral crucial para su futuro
“Un detalle”
En 1997, Jean-Marie le Pen, político francés de extrema derecha, sostuvo en un mitin que las cámaras de gas que mataron a millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial, fueron “un detalle” de la historia de ese conflicto. Años atrás había negado incluso la existencia de dichas cámaras. Y en años posteriores enfrentó diversos cargos penales por esta y otras desafortunadas declaraciones sobre el nazismo y el holocausto.
Finalmente, en 2015 su hija Marine le Pen se vio obligada a expulsar a su padre del partido que él mismo fundo, Frente Nacional, agrupación política que la hija del veterano refundaría bajo el sello de Reagrupación Nacional (RN). Ambos cambios formaron parte de un estrategia enfocada en moderar el discurso del partido y que en Francia se conoce como la des demonización de RN.
El mismo padre de Le Pen ha representado por décadas la versión más rancia e indigesta del ala dura de la derecha francesa, pero sus radicales posturas y su racismo y antisemitismo habían generado mucha reticencia en el electorado francés. Sin embargo hoy, y gracias a los esfuerzos de su hija para edulcorar la imagen del partido -muchos afirman que se trata de una moderación cosmética- Reagrupación Nacional tiene enormes posibilidades de llegar al Elíseo con un discurso antieuropeo, antinmigrante y de una Francia “blanca”.
Grosso modo este es quizá el antecedente que más ruido hace cuando uno piensa en la formación política que está a punto de gobernar Francia, después de años en los que el “cinturón sanitario” ha evitado que, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la extrema derecha se haga con el poder en el país galo.
Este domingo 7 de julio Francia se enfrentará al episodio más decisivo de su historia moderna. Los resultados de la segunda vuelta de estas elecciones anticipadas convocadas por un Emmanuel Macron al borde del suicidio político, van a definir el rumo del bloque europeo. Ahora bien, si los esfuerzos del Frente Republicano, integrado por las izquierdas, la derecha moderada, los centristas y el grupo de Macron logran contener el avance del lepenismo, se tendrán que hacer esfuerzos mayúsculos para llegar a ese sector del pueblo francés que ha decidido votar a un grupo con un pasado tan extremista.
“He tirado (a los franceses) una granada en las piernas. Ahora veremos cómo se las arreglan”. Según un trascendido de Le Monde, Macron le dijo esto a un empresario con el que se reunió al día siguiente de la disolución de la Asamblea Nacional, el Elíseo lo ha desmentido, pero el rotativo asegura que es verdad. Si el RN logra la mayoría y si lo difundido por el principal diario francés es cierto, Macron tendrá que tragarse sus palabras.
El Reino Unido despacha a los conservadores
Caos. Esa es la palabra que mejor define el estado en el que vive el Reino Unido desde que abandonó la Unión Europea. Las promesas del Partido Conservador que auguraban una mayor independencia y bonanza económicas se quedaron en el aire y desde que se concretó la salida, los británicos no han visto otra cosa que la diminución de su poder adquisitivo y el aumento en el coste de vida.
El pasado 4 de julio y después de 14 años de gobiernos desastrosos, los tories -como se conoce a los conservadores- abandonaron el número 10 de Downing Street para cederle el poder a los laboristas. El triunfo de Keir Stramer y su partido le pone fin a 14 años de gobiernos conservadores. Esta ha sido la mejor elección para el Partido Laborista que obtiene 412 escaños en el Parlamento.
Quizá este vuelco a la izquierda fuera relevante si el Reino Unido no hubiera abandonado a la comunidad europea, pero fuera de ella, esta contra tendencia al voto europeo, que se está volcando hacía la derecha radical, pierde su valor como fiel de la balanza en un contexto global en el que centro democrático se erosiona. Y más aún cuando los británicos atraviesan por una de las peores crisis de su historia, lo que obliga a sus nuevos liderazgos a tener como prioridad la resolución de sus graves problemas internos.